Doctrina
Título:Las epidemias como marco de conmoción del ser
Autor:De Rosa Alabaster, Enrique
País:
Argentina
Publicación:Revista Argentina de Derecho Común - Número 5 - Octubre 2020
Fecha:02-10-2020 Cita:IJ-CMXXVI-382
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La historia de la humanidad y de los comportamientos va evolucionando por una serie de acuerdos o postulados comunes, que constituyen la norma sobre la cual esa sociedad transcurre. Esta se establece como el saber en las diferentes áreas, social, científica, jurídica etc., que permite a partir de ese molde conceptual la producción de los diferentes emergentes culturales, que dada la permanencia del paradigma permiten periodos de estabilidad en la norma. Estos periodos son interrumpidos por una ruptura, a veces dramática, de esos moldes y que originan que la historia y los conceptos que la estructuran, cambien de manera intempestiva e irreversible. En ese contexto de cambio de moldes, la historia de las disrupciones tiene, aparte de otros elementos, a las epidemias como uno de esos factores precipitantes. Estamos viviendo uno de esos momentos excepcionales, y la comprensión del mismo puede indicar la manera en que atravesaremos ese pasaje y emergeremos o no del mismo.


La conmoción y su impacto en los conceptos
Notas

Las epidemias como marco de conmoción del ser

Enrique De Rosa Alabaster

¿Qué esperamos agrupados en el foro?
Hoy llegan los bárbaros.
¿Por qué inactivo está el Senado
e inmóviles los senadores no legislan?
Porque hoy llegan los bárbaros.
¿Qué leyes votarán los senadores?
Cuando los bárbaros lleguen darán la ley.

‘Esperando a los bárbaros’, Konstantino Kavafis

Nuestra vida se va desarrollando sobre la base de postulados, de concepciones apriorísticas, de acuerdos sociales, culturales, que se transforman en normas las que en definitiva nos permiten la vida en sociedad. Esas normas dan un marco de previsibilidad por oposición a la incertidumbre que existen en épocas de ausencia o falta de claridad o conflicto en las mismas.

Como ya he señalado en otras presentaciones e inclusive en esta publicación[1], la historia evoluciona siguiendo un patrón no estable y lineal, sino por saltos que irrumpen y generan cambios en los modos de concebir los diferentes factores que hacen a la cultura, la sociedad y la vida en general. Lo que fueron postulados o creencias inamovibles o que daban certezas, pasan a ser reemplazados por otros, que en muchos casos anulan, no solo modifican al anterior. En general estos cambios ocurren de manera no gradual, sino que son abruptos y un repaso rápido de la historia del pensamiento científico o de las ideas, o de la humanidad quizás más simplemente, es buena cuenta de ello. Sin embargo, el modelo usado más recientemente, nace del estudio de la historia de la ciencia y es Thomas Khun[2] quien propone la idea de “cambio de paradigmas” (paradigm shift). En realidad, el término inglés (shift) sugiere desplazamiento o corrimientos, más que cambio de paradigmas. Esta idea quizás sea más apropiada en cuanto al término para entender el mirar lo mismo, pero desde otro lugar. La idea o el campo del cual parte Khun es la ciencia, en la cual él plantea que los cambios no se dan de una manera plácida y de continuidad como en un camino uniforme en el que una instancia sucede a la otra, sino por rupturas conceptuales en las que un modelo suplanta al otro. El modelo si bien era explícitamente aplicado a la ciencia ha sido usado en otras áreas, en particular a los cambios culturales e históricos. En su momento, el mismo Khun expuso ese modelo usando las ilusiones ópticas comunes en la psicología cognitiva de la neuro percepción. Quizás el ejemplo más simple sea el de la figura siguiente.

Está claro que una parte de quienes las visualizan ven una cosa, otros otra y un grupo verá alternativamente ambas. Pero al momento de definirla: ¿Cuál es la real?

Las ilusiones ópticas nos cuestionan sobre algo tan elemental, como nuestra creencia que la percepción es fiable, y por ende las conclusiones que elaboramos a partir de ellas. En general vemos lo que el concepto, el molde, el paradigma previo nos impulsa a ver, pero esto no implica la inexistencia de la otra imagen. Este es uno de los conceptos, el otro que se concluye en este tipo de experiencias, es que esa imagen esa percepción va a unida a conceptos y reconocimientos previos, a ideas y emociones, y posiblemente inclusive juicios derivados de ellos. En la imagen, una persona que desconociera la existencia, o no hubiese visto una imagen de la Torre Eiffel y la escuela militar al fondo, tendría menos posibilidad de imaginarlas.

Las ilusiones ópticas plantean una variable en la cual el estímulo es simple e inclusive adrede bidimensional.

Ahora cuando en lugar de ser imágenes, se trata de estructuras tridimensionales que sugieren un contexto o aún más conceptos o secuencias de los mismos, el problema se vuelve más evidente y más profundo, ya no es solo una visión sino un concepto, un juicio que elaboramos. Jonathan Haidt es un psicólogo social de Yale, Pennsilvania y otras universidades en Estados Unidos, cuya investigación se centra actualmente en la psicología de la moralidad, de las emociones ligadas a la ética y en particular la evolución de estos conceptos en el tiempo[3]. Un ejemplo que Haidt da en su libro, La hipótesis de la Felicidad[4], es el siguiente: en un subte se encuentra una persona volviendo cansada de su trabajo y cercano a él dos niños acompañados por quien parece ser su padre, juegan de manera muy alborotada y ruidosa, el viajante no puede evitar pensar en la mala educación de los niños y por extensión del padre, llegando a una serie de conclusiones, en las cuales nota que el padre no les indica a los niños la falta de respeto de este comportamiento y la molestia que significa para los otros pasajeros, y decide decírselo, está enojado y trata de darle una lección moral de alguna manera al padre que no hace nada y parece no importarle. Lo increpa y el padre le dice: “Sabe que pasa, acaban de perder a su madre, venimos del hospital”. Ese cambio brusco, brutal, en el contexto del mismo hecho, cambia la misma percepción a tal punto que el hombre no puede encontrar la forma de salir de su incómoda posición. Todos tenemos ejemplos personales semejantes. Olvidamos que las percepciones son solo eso y en diversos momentos de la vida cuando cambia el marco conceptual, inmediatamente cambia la conclusión y posiblemente la acción consecuente, y esto es algo que nos concierne particularmente.

El marco referencial nos da el contexto en el cual algo tiene un sentido u otro, a veces totalmente opuesto.

             

Es decir, percibimos no hechos aislados (como los experimentales), sino hechos dentro de un contexto. La psicología de la forma, conocida como “psicología o escuela de la Gestalt” (por forma en alemán) con teóricos como Max Wertheimer, Kurt Lewin y otros, también se ocupó de esta perspectiva. Si bien desde el plano teórico y terapéutico recibió luego observaciones, el axioma que se popularizó, “El todo es más que la suma de las partes” permanece ya integrado al saber general. Este concepto llevaba a algo que también puede ser útil para comprender como es que evaluamos algo y es que uno ve lo que primordialmente capta la atención y con cierta ceguera por momentos a otro tema que no está esperando ver. El paradigma más conocido es el de fondo y forma, o fondo y figura, que se ejemplifica en el caso clásico del Jarrón de Rubin, representado de diversas maneras, imágenes sin dudas conocidas por todos.

Lo que todo esto ilustra es que la realidad no es una, fija e inmutable, sino que armamos mediante una transcripción en nuestra mente, una representación de la misma en base por un lado a la neuro percepción, pero esta está íntimamente ligada no solo a nuestros conceptos, sino también a nuestras emociones. Los ejemplos usados en ilusiones ópticas son en general bastante neutros para justamente establecer el argumento, como aun frente a una imagen solamente y de algo casi anodino como un perfil o un jarrón, nuestra percepción, es decir nuestra construcción mental puede variar, y sin duda en función de esto, nuestras conclusiones, juicios y calificaciones. Es en este contexto, se establece la toma de decisiones, inevitable consecuencia de todo este proceso. Quizás esta secuencia, no plenamente consciente, es la que a veces se nos olvida y que damos por cierta, sin cuestionar percepciones que, si en hechos experimentalmente simples varía nuestra percepción, ¿cómo no lo hará en ordenamientos más complejos?

La construcción de una idea o más una línea de pensamiento que a veces llamamos normal, o frecuentemente sentido común, en realidad no es más que la suma de una serie de informaciones que uno va estructurando, en base a la capacitación, la información adquirida por medios no académicos, la práctica, pero todo ello sujeto a esta premisa que no existen visiones absolutas sino percepciones y conceptos que realizamos íntimamente ligados a nuestra percepción.

La conmoción y su impacto en los conceptos [arriba] 

La palabra conmoción está ligada al hecho de la moción, del movimiento, algo que es desplazado de su lugar previo. La misma raíz usamos en la palabra emoción, es el sentimiento que nos moviliza, nos hace correr conceptualmente de la percepción previa sobre algo. En el ejemplo del inicio el padre ya no es un mal padre sino una persona sufriente y nuestro juicio varia respecto a eso. Interesantemente el prefijo con- lleva a que lo que se mueve es todo junto, es decir no cambia algo, cambia todo de lugar o de locus, lo que nos llevaría a porque las conmociones son por momentos situaciones de locura, de cambio de lugar.

En este momento en el que vivimos en el año 2020, cuando escribo esta nota[5], el mundo ha sido conmovido por un evento extraordinario. La población ha pasado por todos las consignas y estados emocionales posibles en relación a la epidemia de un virus que inicialmente parecía lejano y por ende nos permitía una mirada con perspectiva que nos protegía, estaba en China, estaba en otro lugar, luego más cercana y preocupante, hasta porque nos tocaba en nuestras referencias personales en virtud de nuestra construcción social, en España e Italia, con lo cual la mirada a esa imagen varió de punto de observación, hasta que finalmente llegó a nuestro medio. Paso de ser el virus chino, que ingiriendo algo caliente se superaba y no había posibilidades que llegara a nuestro suelo, a ser la agenda permanente que modifico de una manera única en nuestra historia a la sociedad. Las órdenes y certezas de un momento fueron refutadas al otro y por las mismas fuentes. La dialéctica de la incertidumbre quedó instalada.

Quizás sea ocioso recordarlo, dado el lugar en el que esto se publica, pero todas y cada una de estas cuestiones han tenido y tendrán repercusión en el ámbito legal y en todas las áreas imaginables que hacen a la normativa respecto a los actos humanos. No es mencionado, porque al tratarse de las cuestiones que nos norman, que nos constituyen como sociedad, inevitablemente en ninguna de ellas, es ajena la faceta jurídica. El ensayo experimental de una vacuna, su protocolo, sus inconvenientes, los contratos que regulan a sus voluntarios, las limitaciones de responsabilidad o en otro orden la prestación de servicios médicos o en especial la ausencia de ellos, o la posibilidad o no de trasladarse etc. es decir, una interminable lista de temas que hacen a lo jurídico del cual todavía no hemos visto ni el inicio. El modelo de lo jurídico en relación a la enfermedad o la praxis médica ya no es el mismo, el punto de perspectiva y lo que se representa ya es otra cosa, que desde ya excede al paradigma médico, para abordar un corte trasversal completo del ser.

Las epidemias son enfermedades que, dada su alta incidencia en un momento, lugar, en una región, se las categoriza como tales. Interesantemente, la etimología del término refiere a algo que está sobre (epi), el pueblo, la población (demos). Desde el verano estábamos, como decíamos, informados de esto, pero el 3 de marzo con el primer caso en nuestro país, la lejana información adquirió otro sentido. Aquí es donde esa etimología puede venir en nuestro auxilio, ya que en realidad, no solo se hizo evidente una patología, sino que significa (aquello que está instalado sobre un pueblo) un estado que modificó a la sociedad de manera profunda, progresiva y quizás, y este es el concepto de esta nota, de manera permanente.

La información mediática, primero fue solo eso, información casi sin interés, para comenzar a adquirir, cada vez más conciencia de una enfermedad que era diferente a otras, o al menos una toma de conciencia diferente a situaciones anteriores. Luego se transformó en un participante de esa epidemia, agregándole un caudal de información imposible de procesar y siendo entonces parte de esa carga a procesar. Se instaló la dialéctica del miedo, bajo la excusa de lograr los fines de la protección del ciudadano.

En el lenguaje coloquial, un “cuento chino”, es un relato seguramente improbable, cuando no engañoso. En nuestra construcción mental, nuestra percepción en occidente, es algo absolutamente lejano. Paradójicamente la palabra China Zhōngguó, quiere decir el reino del centro, del medio, cuando no el centro del mundo, tal era la forma que se veían los chinos en la antigüedad. En los inicios del “virus chino”, casi la metáfora de la lejanía inalcanzable en el imaginario, la imagen se trasladó rápidamente a una cercanía absoluta, a tal punto que la esencia del mensaje pasó a ser el tomar distancia del otro. La distancia del imaginario, ahora debía ser trasladada a la realidad concreta. Más allá de las medidas sanitarias, que no es el espacio para comentarlas, es interesante comenzar a ver como el cambio de perspectiva en varias dimensiones como el manejo de los espacios, la perspectiva, incluida la espacial respecto al otro, pasaron a modificarse en unos tiempos que confirman la idea de Khun a la que nos referíamos anteriormente. El cambio en relación a diversas cuestiones, pero especialmente el contacto con el otro, el trabajo, la vida cotidiana, ocurrió de una manera insospechada e inimaginable. Nadie estaba preparado para ello. En lo concreto nunca vista o relatada siquiera en la historia, por referir solo un elemento, dos tercios de los seres humanos permanecieron limitados en su libertad. La inmensa mayoría de ellos nunca había conocido o experimentado el concepto de pérdida de libertad, forzada o voluntaria, como en el caso de ciertos tipos de trabajos. Súbitamente, nos encontramos modificando todos los presupuestos sobre los cuales articulábamos, nuestra vida cotidiana, laboral, pero esencialmente el concepto de la interacción social, algo tan difícil y frágil a veces y conductor de tantos conflictos. La palabra epidemia puede sernos bastante aclaratoria, lo que se instaló (epi) sobre la población (el demo), la epidemia, también fue de un nuevo sistema o de un nuevo marco conceptual o lo que es equivalente un brusco cambio de paradigma.

Aquí dos líneas de estudio y de investigación surgen, una descriptiva de lo que ya ha acontecido y la evolución de este fenómeno, es decir prospectiva, pero otra retrospectiva, evaluando si esto que observamos pasó anteriormente o de manera asimilable.

El planteo o las preguntas que subyacen son: ¿qué aspectos cambiaron si es que lo hicieron en fenómenos semejantes en el pasado, las características similares y diferenciales de los mismos y ¿qué modificaciones existieron y en caso de haberlas habido, que generaron? Pero principalmente existieron cambios en cuanto a los modelos o constructos conceptuales, en particular de las áreas que nos ocupan, el ordenamiento social. Finalmente, la cuestión a la que aludimos en el inicio, de qué manera, en caso de haber existido, actuaron los diferentes fenómenos históricos extraordinarios representados por las pandemias en la concepción del ser.

En general, en el estudio moderno de las epidemias, se parte de la epidemia justiniana (por el emperador romano en el 540 DC), la peste negra, quizás la más famosa hasta la actual en 1350, y mató a 200 millones y que diezmo Europa, la viruela en 1520 con 60 millones de muertos, la gripe española 1918 con 50 millones, la del HIV-Sida 1981 a la actualidad que sigue matando varios millones por año, pero los primeros años 30 millones, la fiebre amarilla a fines de 1800 con 150.000 muertes, la gripe porcina con 200.000, y ahora la COVID-Sars2 con 900.000 muertes y escalando.

La característica más interesante es que cada fenómeno genero que se produjeron cambios, que quizás no hubiesen ocurrido de otra manera. Hay quienes relacionan a la invención de la imprenta con el uso del papel y este con la posibilidad dada por la cantidad de ropa excedente luego de las muertes por la peste negra, esto mismo originó condiciones de trabajo diferentes por la carencia de mano de obra y movimientos sociales, que en su momento representaron una mejora. La relación de la gripe española con la primera Guerra mundial y por qué se llamará así a pesar que la mayoría de los casos ocurrió en Estados Unidos, ya que España al no estar en guerra no poseía la censura a la información en tiempos de guerra. De ese momento se popularizaron medidas de higiene y nuestro actual barbijo, originalmente una bufanda, o en nuestro país los cambios que originó en la Buenos Aires de antaño y la fiebre amarilla.

En todo momento, ha habido de la mano de esas epidemias, cambios científicos, sanitarios, pero especialmente sociales, culturales, tecnológicos, etc. ante los cuales inevitablemente se generaron nuevas concepciones para el ordenamiento social.

Max Planck el físico, decía respecto a los paradigmas y los intentos de imponer o instalar una nueva idea lo siguiente:

“Una nueva verdad científica no suele imponerse convenciendo a sus oponentes sino más bien porque sus oponentes desaparecen paulatinamente y (son sustituidos por) una nueva generación familiarizada desde el principio con la (nueva) verdad”.

O más crudamente

“La verdad nunca triunfa, simplemente sus oponentes se van muriendo”.

Tristemente es lo que efectivamente ocurre, pero ya esas muertes no eligiendo por las ideas sino por la enfermedad que se apodera de las poblaciones.

Al mismo tiempo, en muchos casos esos cambios han estado relacionados a conflictos de alta o de baja intensidad de tipo bélico. La modalidad de los mismos también ha sido relativa a la era que atravesaban. Por ejemplo, en relación a las pestes del medioevo, bubónica o negra, estamos en el periodo cercano a las cruzadas y al mismo tiempo ese intercambio racial, cultural, social con todo lo que esto implicaba desde el punto de vista sanitario. Al igual que las epidemias mucho menos documentadas, por cierto, pero que diezmaron a la población indígena durante la colonización de América, por parte de los españoles inicialmente. En la actualidad no son necesariamente guerras en el sentido antiguo, pero si movimientos humanos y comerciales que transforman al mundo en uno solo.

Lo cierto es que, si bien lo que pudo ser más visible en cada uno de estos episodios, es decir las pérdidas y eventualmente la parte de innovación tecnológica que siguió, lo que ha sido menos estudiado han sido las variaciones sociales y en particular el ordenamiento jurídico de las mismas.

Ahora. ¿Cuál es el escenario actual, sosteniéndonos en estos datos del pasado que podemos aprender de ellos?

La literatura nos aporta aquí algunos elementos que arrojan luz sobre datos de la interrelación entre un momento histórico y las epidemias. El primero de ellos es la Peste de Albert Camus, en la cual, si bien el escenario es una metafórica peste, en realidad está centrado en el mundo de la segunda guerra mundial y como esto cambia a las personas, más cercanamente José Saramago en su “Ensayo sobre la ceguera” nos habla de una sociedad que llega a limites impensados. Aquí vale la pena recordar la relación a la revolución de las rosas de Portugal y todo lo que representó en el desarrollo dificultoso para el Portugal actual. Antes el poeta griego viviendo en Egipto, Cavafis que cito al inicio[6], nos muestra como la espera de esos invasores, puede representar un cambio social y político en el cual termina por ser necesaria la existencia de la invasión y es el mismo mensaje que encontramos en el libro de Coetzee Esperando a los Barbaros[7]. Coetzee se inspira también en un libro relacionado, de interesante consulta en estos tiempos, y es el Desierto de los tártaros[8] de Dino Buzzati,

En todos los casos, el contexto histórico de cada uno de los escritores es relativo a una época de conmoción. Valga solo la cita de Coetzee que es la Sudáfrica del apartheid y uno de los países con el mayor nivel de violencia y homicidio del planeta, en el cual un modelo colonial dio lugar a una experiencia social y política única, cerrando una etapa de ese ciclo con la liberación y luego presidencia de Nelson Mandela.

Es decir, la historia nos muestra que, si bien ocurren cambios tecnológicos y que estos generan u obligan a cambios de hábitos, se trata mayormente de cambios sociales. Es obvio que la Roma sitiada por los bárbaros (que ahí si llegaron), no podía imaginar el porvenir, sea en la desesperación no en la negación, y que hace solo 30 años, nada en tiempos históricos con internet, el mundo era otro, hoy podemos en ambos casos conocer lo ocurrido y las modificaciones que se produjeron, pero definitivamente si bien en todas las épocas, y la actual es una, existieron quienes aseguraban tener la respuesta a esa incertidumbre, en los tiempos previos es todo falta de certezas o a veces lo que es peor, terribles, obstinadas, pero fundamentalmente equivocadas, certezas.

Frente a este estado lo que permanece es el ser, y todos los esfuerzos deben ser realizados por todos los elementos que configuran el saber y todos los logros de la humanidad, para preservar esa esencia.

Nos encontramos en el albor de esta, quizás, primer epidemia mediatizada y que nos unifica con el comienzo de una cadena de cambios del cual estamos avizorando solo el comienzo, ya se esbozan en este comienzo algunas cuestiones que nos obligaran a replantear y formular todo para que el ser sea el centro de la escena, los riesgos que ello se modifique no son menores, mucho más cuando de la mano de la pandemia estamos asistiendo al ingreso de manera abierta de la inteligencia artificial y al posible comienzo del transhumanismo.

‘Esperando a los bárbaros’, de Konstantino Kavafis (1863 – 1933)

¿Qué esperamos agrupados en el foro?

Hoy llegan los bárbaros.

¿Por qué inactivo está el Senado

e inmóviles los senadores no legislan?

Porque hoy llegan los bárbaros.

¿Qué leyes votarán los senadores?

Cuando los bárbaros lleguen darán la ley.

¿Por qué nuestro emperador dejó su lecho al alba,

y en la puerta mayor espera ahora sentado

en su alto trono, coronado y solemne?

Porque hoy llegan los bárbaros.

Nuestro emperador aguarda para recibir

a su jefe. Al que hará entrega

de un largo pergamino. En él

escritas hay muchas dignidades y títulos.

¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores visten

sus rojas togas, de finos brocados;

y lucen brazaletes de amatistas,

y refulgentes anillos de esmeraldas espléndidas?

¿Por qué ostentan bastones maravillosamente cincelados

en oro y plata, signos de su poder?

Porque hoy llegan los bárbaros;

y todas esas cosas deslumbran a los bárbaros.

¿Por qué no acuden como siempre nuestros ilustres oradores

a brindarnos el chorro feliz de su elocuencia?

Porque hoy llegan los bárbaros

que odian la retórica y los largos discursos.

¿Por qué de pronto esa inquietud

y movimiento? (Cuánta gravedad en los rostros.)

¿Por qué vacía la multitud calles y plazas,

y sombría regresa a sus moradas?

Porque la noche cae y no llegan los bárbaros.

Y gente venida desde la frontera

afirma que ya no hay bárbaros.

¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?

Quizá ellos fueran una solución después de todo.

 

 

Notas [arriba] 

[1] De Rosa Alabaster, Enrique Jueces y Felicidad. Justicia y felicidad ¿Oxímoron, paradoja imposible o nuevo paradigma?
Revista Argentina de Derecho Común - Número 3 - Noviembre 2019
[2] Kuhn, Thomas S. (1972) [1962]. La estructura de las revoluciones científicas. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica
[3] Haidt, Jonathan La mente de los justos: Por qué la política y la religion dividen a la gente sensata (2019). Deusto.
[4] Haidt, Jonathan (2005). The happiness hypothesis : finding modern truth in ancient wisdom. New York: Basic Books.
[5] Septiembre 2020
[6] Konstantino Kavafis Esperando a los barbaros Poema1904
[7] Esperando a los bárbaros (J. M. Coetzee, 1980)
[8] Dino Buzzati El Desierto de los tártaros de, ALIANZA EDITORIAL