Doctrina
Título:Las exigencias de la cárcel desde la perspectiva de las personas privadas de libertad: Una voz difícil de ser escuchada
Autor:Pulcherio Fensterseifer, Daniel
País:
Brasil
Publicación:Revista Iberoamericana de Justicia Terapéutica - Número 2 - Febrero 2021
Fecha:03-02-2021 Cita:IJ-I-VII-477
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El presente artículo es un extracto de la tesis doctoral titulada «Construcción de un concepto de justicia terapéutica y Cortes de Drogas desde la perspectiva de la “Therapeutic Jurisprudence”», defendida en enero de 2017. La investigación tuvo un carácter cualitativo; los datos se recogieron mediante entrevista semiestructurada, elaborada por el autor y fue realizada a 06 internos de la Cárcel del Estado de Frederico Westphalen, siendo 03 preventivos y 03 definitivos. La evaluación de los datos se realizó a través del análisis temático propuesto por Minayo, mediante el cual se establecieron 09 categorías, de las que 04 han sido abordadas en el presente estudio. Las categorías están relacionadas con la familia, el trabajo, el estudio y la privación de libertad. Los principales resultados encontrados, y que son tratados en este artículo, muestran que la población carcelaria tiene demandas importantes y que muchas veces no son escuchadas, ya que las condiciones carcelarias y las necesidades de los reclusos son discutidas por personas que no están encarceladas, dejando de lado la participación de los principales interesados. En este sentido, se comprueba la necesidad de mecanismos que fortalezcan las relaciones familiares del detenido, que permitan de manera eficiente la reinserción al mercado laboral lícito y que garanticen en la prisión condiciones mínimas de salud y educación, principalmente. Lo que se puede concluir de esta investigación es que existe una demanda reprimida por derechos por parte de las personas privadas de libertad, las cuales se encuentran excluidas de la sociedad bajo la justificación de un programa resocializador que, en la práctica, termina reforzando todos los estigmas y debilidades de estas personas.


Palabras Claves:


Justicia Terapéutica; Cortes de Drogas; Therapeutic Jurisprudence; Derecho penal; Drogas.


This paper presents an excerpt from a PhD thesis entitled “Construction of a Drug Court Concept from the Therapeutic Jurisprudence Point of View”, presented and approved in January, 2017. The research had a qualitative approach, and the data was collected through semi structured interviews, developed by the researcher. The research involved 06 prisoners from Frederico Westphalen Prison, being 03 provisory and 03 convicted. The data evaluation was made following the thematic analyses proposed by Minayo, through which 09 categories were established, of which 04 were addressed in this study. The categories are related to family, work, study and imprisonment. The main results show that the prison population has important demands that many times are not addressed, since prison conditions and needs are discussed by people who are not imprisoned, leaving aside the participation of the real interested people. In this way, there is a need for mechanisms to strengthen family relationships, to enable an efficient reinsertion into the licit job market, and to guarantee minimum health and educational conditions in prison, mainly. We can conclude from this research that there is a repressed demand of rights from prisoners that are excluded from society under the justification of a resocialization program that, in practice, ends up reinforcing all the stigma and social fragility of these people.


Keywords:


Drug Courts; Therapeutic Jurisprudence; Criminal Law; Drugs.


I. Introducción
II. Metodología
III. Resultados
IV. Discusión
V. Consideraciones finales
VI. Referencias

Las exigencias de la cárcel desde la perspectiva de las personas privadas de libertad:

Una voz difícil de ser escuchada

Daniel Pulcherio Fensterseifer*

I. Introducción [arriba] 

Mucho se ha informado en noticias periodísticas y artículos científicos sobre las condiciones de las cárceles y las necesidades que tiene la población carcelaria en Brasil. La crisis es evidente y el trato que recibe del Estado es notoriamente degradante. Hemos adoptado una legislación que establece una pena de reclusión intencional con fines de resocialización, reeducación y reintegración, según las teorías preventivo-utilitaristas; sin embargo, la fragilidad de la situación carcelaria es tan importante que la pena no puede ser legitimada ni por las teorías, ni por sus resultados prácticos. No hay argumento que haga que el estudiante de Derecho Penal defienda su aplicación como herramienta para lograr los fines propuestos, manteniéndola, de forma vergonzosa, ante la ausencia de otra respuesta al delito que pueda reemplazarla. Lo que proponen algunos es la abolición del Derecho Penal pero no parece ser una solución viable en la mayoría de los países, tanto por las condiciones sociales como por cuestiones constitucionales, como en Brasil, por ejemplo.

Lo que tenemos es una situación inaceptable y que no tiene perspectivas de cambio a corto y medio plazo. Así, además de la preocupación por el futuro de la aplicación de sanciones, es necesario atender las demandas inmediatas de la mejor manera posible, como una forma de aliviar el gran dolor que produce.

Varios autores (Bitencourt, 2013; Almeida, 2015; Fensterseifer, 2014; Foucault, 1991) han querido retratar las pésimas condiciones de las principales cárceles nacionales. También directores de cine (Ramos, 2004; Sager, 2016) han documentado esta realidad en un intento de sensibilizar al mundo sobre la situación que se presenta. Las impresiones pasadas son generalmente impactantes y repugnantes, pero a pesar de este esfuerzo, no es posible advertir perspectivas de mejora en esta situación. Si, por un lado, tenemos una ola de estudiosos e investigadores que comprenden y demuestran los puntos críticos de este sistema cruel, por otro lado, tenemos grupos de profesionales y una sociedad que buscan reforzar la aplicación de la pena como una imposición de castigo por el mal hecho a la víctima y a toda la sociedad, de manera que muchas veces es contraria a la reducción de la criminalidad.

Las opiniones son diversas. Las condiciones y necesidades de la población carcelaria se exponen desde la perspectiva de incontables personas. Las “soluciones” para la criminalidad se discuten en universidades, revistas, asociaciones profesionales', congresos, foros, en definitiva, en distintos ambientes, totalmente distintos entre sí, pero con un aspecto común de extrema relevancia: la ausencia de internos, o ex-internos, la gran mayoría de las veces. En otras palabras, la “realidad” carcelaria no la presentan los que la viven sino quienes la estudian o trabajan con ella.

Desde este contexto de discusión bipolarizada, más de 600 mil personas detenidas (CNJ, 2018), que estarían muy interesadas en participar en estas discusiones, guardan absoluto silencio. Además, esta mordaza impuesta por los articuladores de ambos lados acaba afectando de forma refleja a los familiares y amigos de estas personas encausadas, quienes también sufren por la situación.

Para explicar el esquema de esta discusión, es importante mencionar que este tema se enmarca en un contexto técnico-jurídico-penal en el que, obviamente, se reconoce el sufrimiento de las víctimas de los delitos cometidos por los condenados, pero que entiende que todas estas consecuencias no son tratables en el Derecho Penal, que se entiende como una limitación del poder del Estado frente al imputado. Aquí se trata exclusivamente de un conjunto de normas que prevé la aplicación de una pena privativa de libertad a personas condenadas por cometer delitos y que tal medida tendría, al menos para quienes se adhieren a teorías preventivas, el propósito de reducir la criminalidad.

Con esta breve contextualización, el presente trabajo buscó dar voz a personas que no tienen derecho a hablar sobre sus propias necesidades. Se pretende entender los significados y las consecuencias de la prisión desde las propias personas detenidas y no desde la visión tradicional de las personas que están en libertad. Es el uso de una nueva perspectiva sobre un tema antiguo lo que importa y refleja a toda la población.

Por tanto, la Justicia Terapéutica (TJ) se proyecta como una valiosa herramienta promotora para la humanización de la prisión. Si bien se sabe que los innumerables problemas no desaparecerán, se entiende que se puede ofrecer algo en un período de tiempo más corto y que se minimizan, al menos un poco, las consecuencias absolutamente antiterapéuticas que se producen en la prisión.

Finalmente, es importante resaltar que esta reflexión está vinculada a las actividades del Programa de Maestría y Doctorado en Educación de la URI, campus Frederico Westphalen, comprometido en la línea de investigación en Políticas Públicas y Gestión Educativa, así como de la Asociación Iberoamericana de Justicia Terapéutica (AITJ) y del Grupo de Investigación en Therapeutic Jurisprudence (GPTJ).

II. Metodología [arriba] 

El trabajo que ahora se presenta es el resultado de entrevistas realizadas a lo largo de 2016 a adultos encarcelados. Con ocasión de esta investigación, que ha integrado la tesis doctoral defendida en enero de 2017, titulada La construcción de un concepto de justicia terapéutica y tribunales de drogas desde la perspectiva de la ‘Justicia Terapéutica’, fueron escuchados tres internossentenciados, tres internos preventivos y tres infractores menores, involucrados en delitos relacionados con drogas, que se encontraban en la Prisión Estatal de Frederico Westphalen en cumplimiento de una medida socioeducativa. El objetivo de la recolección de datos fue investigar el entendimiento que tienen los internos sobre el Programa de Justicia Terapéutica. Sin embargo, durante las entrevistas, se notó que, además de informar sobre temas relacionados con el tratamiento del consumo de drogas, existían otras demandas directamente vinculadas a la protección de los Derechos Humanos y que son desatendidas tanto por el Estado como por la sociedad. En el extracto que aquí se presenta se analizan únicamente los discursos de los adultos.

Se entiende que muchas de las preguntas planteadas por personas encausadas que se desviaron del objetivo central de la investigación ocurrieron precisamente por esta falta de espacio para hablar (Goffman, 2013). Por esta razón, al presentarse la oportunidad de ser escuchados por alguien que no era funcionario penitenciario, abogado o familiar, intentaron denunciar algunas de sus necesidades.

Se analizaron cualitativamente los datos de la muestra. A los seis detenidos se les aplicó un cuestionario elaborado por el propio investigador que contenía 18 preguntas y 12 subpreguntas, relacionadas con temas como la familia, el trabajo, el estudio, el consumo de drogas y la criminalidad. En este sentido, se eligió como forma de interpretación de los datos la hermenéutica-dialéctica, como explica Minayo (2004), la cual tiene como punto de partida el interior del propio discurso de los entrevistados.

Es un enfoque que se asemeja al análisis de contenido en algunos aspectos y al análisis del discurso en otros, pero que, sin embargo, logra absorber elementos más acordes con el contexto histórico-cultural-social de los entrevistados y trata con mayor facilidad las limitaciones inherentes al trabajo de interpretar datos obtenidos en un momento aislado dentro de un contexto desarrollado por el investigador. Como corrobora Gomes (2001), la autora entiende que los resultados de una investigación en el área de las ciencias sociales siempre se configurarán como aproximaciones a una realidad social que no se puede reducir a ningún dato de investigación.

Se asumió que la propuesta de enfoque de Minayo tiene una ventaja sobre la de Bardin en el presente estudio, al considerar que, si bien el análisis de contenido es más rígido en relación con la construcción de categorías, la hermenéutica-dialéctica permite un mayor enfoque interpretativo del contexto en el que se insertan los entrevistados. Sobre todo, por tratarse de una representación de una población muy específica y con un perfil bien definido, este esfuerzo por situar el entorno vivido por la muestra tiene un valor muy importante, dadas las circunstancias que caracterizan y limitan esta investigación.

Minayo entiende que:

“la unión de la hermenéutica con la dialéctica lleva al intérprete a buscar la comprensión del texto, el discurso, el testimonio como resultado de un proceso social (trabajo y dominación) y un proceso de conocimiento (expresado en el lenguaje), ambos frutos de múltiples determinaciones, pero con significado específico. Este texto es la representación social de una realidad que se muestra y se esconde en la comunicación, donde el autor y el intérprete son parte de un mismo contexto ético-político y donde el acuerdo subsiste al mismo tiempo que las tensiones y disturbios sociales” (2004, págs. 227-228).

De acuerdo con esta metodología de interpretación, inicialmente debe haber un esfuerzo por parte del investigador para establecer el contexto socio-económico y político de los entrevistados, así como el contexto histórico en el que se inserta el grupo estudiado. En un segundo paso, el investigador comprenderá los elementos que orbitan y contextualizan los datos que va a analizar, como las instituciones, los rituales y los símbolos que componen el ambiente en el que se desarrolla la investigación.

En un momento posterior, debe ordenar los datos, realizando un mapeo de todos los elementos recolectados en campo. El material recogido será separado y dividido entre los posibles subgrupos que componen la muestra, organizado y preparado para su interpretación.

En la fase de clasificación de datos, como informa Gomes, “es importante tener en cuenta que el dato no existe por sí mismo. Se construye a partir de un cuestionamiento que hacemos sobre ellos, basado en un fundamento teórico” (2001, pág. 78). Ante esto, debe realizarse una lectura exhaustiva del material, que algunos autores denominan lectura flotante, mediante la cual se destacarán los aspectos que resultan relevantes para el análisis propuesto en la investigación. Mediante esta información se estructurarán categorías específicas para orientar la interpretación de sus significados.

El análisis final resulta de la lectura paralela entre los elementos contenidos en los discursos de los entrevistados y el marco aportado por el investigador. De este ejercicio surgirán las conclusiones de verificación, es decir, las respuestas a las preguntas planteadas por el investigador que se contienen en los objetivos previamente propuestos. De esta forma se promueven las relaciones entre lo concreto y lo abstracto, lo particular y lo general, la práctica y la teoría (Gomes, 2001).

Tras una lectura exhaustiva de las entrevistas transcritas, se pudieron identificar elementos comunes al discurso de los entrevistados que parecían ser el camino para descubrir el significado que atribuían a sus respuestas. Estos elementos, llamados unidades de registro, se agruparon según el tema que estaban tratando; cada grupo de unidades de registro representa una categoría de análisis.

Se determinaron 09 categorías sobre el contenido de las respuestas ofrecidas a las preguntas del cuestionario. El criterio para identificación de las categorías fue la presencia de unidades de registro en las diferentes entrevistas, considerando las diferencias entre los tres grupos entrevistados, especialmente entre los adolescentes.

Así, se establecieron las siguientes categorías: aspectos relacionados con la familia, cuestiones relativas al trabajo, elementos relacionados con el estudio, privación de libertad, ventajas que la Justicia Terapéutica puede traer al participante, ventajas que la Justicia Terapéutica puede traer a la sociedad, aspectos negativos de la Justicia Terapéutica, consecuencias derivadas del consumo de drogas, tratamiento de la salud, de los cuales solo se abordarán los cuatro primeros en este trabajo.

El resultado de esta investigación de las unidades de registro y de los agrupamientos en las categorías determinadas será presentado a continuación.

La investigación fue sometida previamente al Comité de Ética de la Universidad Regional Integrada del Alto Uruguay y las Misiones, campus Frederico Westphalen y aprobada bajo CAAE 44917015.6.0000.5352.

III. Resultados [arriba] 

A lo largo del análisis de las entrevistas se pudieron identificar temas específicos que siempre estuvieron presentes, de manera muy destacada, en el discurso presentado por los entrevistados. Dichos elementos forman las categorías consideradas en este trabajo.

Estas categorías, que se presentarán en este momento, fueron identificadas y organizadas a partir de las sucesivas lecturas de las transcripciones de las entrevistas y corresponden a las declaraciones de los entrevistados. Fueron organizadas según los títulos “Aspectos relacionados con la familia”, “Problemas relacionados con el trabajo”, “Elementos relacionados con el estudio” y “Privación de libertad”, como se indicó anteriormente.

La familia mostró ser un elemento muy importante en la vida de los entrevistados, estando presente en sus discursos. En las entrevistas se pudo observar que todos los entrevistados adultos tenían la intención de volver a tener contacto con sus familias después de salir de prisión:

Entrevistado 01: “esto, un trato, al principio un trato así y mejora, con el servicio, con la familia, hablando con el chico”.

Entrevistado 02: “Mi plan es salir de aquí y no usarlo afuera, es tener apoyo de la familia, de las personas más cercanas, porque en realidad lo que tienes es la familia, porque otras personas solo te condenarán”.

Entrevistado 03: “Quiero recuperar mi dignidad, quiero recuperar mi familia, quiero tenerla a ella más cerca de mí”.

Entrevistado 04: “Hay una buena persona que está conmigo hoy, lo valoraré, la verdad, sin traición, sin nada, sin fiesta (inaudible). Vivir, disfrutar de mis hijas y eso es lo que tengo que hacer, tengo mi casa, mi madre, mis hermanos, eso es todo”.

Entrevistado 05: “pero prefiero dejar las drogas y seguir mi vida con mi familia, trabajar y dar lo mejor y lo mejor a mi familia”.

Entrevistado 06: “Quiero ir tras mi familia y cosas”.

El trabajo también fue un elemento muy destacado por los entrevistados. Conforme se desprende de las entrevistas, existe un plan para, tras terminar con las medidas que se están cumpliendo, retomar sus actividades laborales. Se señaló que todos los entrevistados tienen la intención de regresar al trabajo cuando obtengan la libertad:

Entrevistado 01: “Me propongo cuidar a mi hijo y trabajar, nueva vida”.

Entrevistado 02: mi plan es salir de aquí, conseguir un servicio, trabajar, bien, y no usarlo más, y creo que ya no lo uso, ya no vendo, todo ha cambiado para mí”.

Entrevistado 03: “Bueno, vamos a dar el tratamiento, pero al mismo tiempo vamos a dar apoyo, vamos a dar un trabajo, vamos a buscarle un lugar para que trabaje, para que él pueda decir que no..., yo puedo robar. Puedo vivir deshonestamente, pero la justicia me está dando la oportunidad de trabajar, de seguir mi vida de forma diferente”.

Entrevistado 04: “Volver a ser quien era antes de las drogas, sin drogas no hay delitos, ¿sabes? Ya tengo trabajo, solo salga de aquí y seguir trabajando, la compañía de seguros tiene la puerta abierta para que yo regrese”.

Entrevistado 05: “pero prefiero dejar las drogas y seguir con mi familia, ya sabes, trabajar y dar lo mejor y lo mejor a mi familia”.

Entrevistado 06: “No sé, cómo voy a decirte esto, no sé, cambiamos nuestras vidas, ya sabes, dejamos las drogas, vives otra vida, vives un mundo en el que no conocemos esa inmundicia, vivimos siendo buenos, sin nada, simplemente trabajando, viviendo con tu familia”.

Al igual que el trabajo, el estudio también estuvo presente en parte de los discursos, aunque de forma velada. Expresamente, solo uno de los seis encuestados habló sobre este tema. Este deseo expreso de estudiar fue mencionado por el único entrevistado que afirmó tener una educación superior:

Entrevistado 03: Entonces, yo quiero, tengo mi universidad, yo quiero, les dije que quiero hacer un posgrado, quiero conseguirlo, tengo condiciones para eso, tengo voluntad, quiero, principalmente”.

El encarcelamiento fue otro tema abordado por los entrevistados. Al parecer, se puede constatar que no tienen una perspectiva optimista sobre las consecuencias que la prisión puede traer a las personas. Según sus palabras, la prisión no puede contribuir al desarrollo de las personas:

Entrevistado 01: “pero mira, la cárcel creo que cada vez más, no se recupera, que la mayoría de ellos fueron detenidos en unos días tan atrás”.

Entrevistado 02: “Yo creo que nadie se está enderezado aquí, te va a influir cada vez más, es, aquí en mi opinión creo, por el tiempo que estoy en la cárcel, que me han arrestado, eh, ayude a nadie, no ayude a nadie, aquí te ayuda cada vez más a aprender a usarla (la droga), aprendes a usarla de una manera que no conoces, aprendes a practicar un delito diferente al que cometiste, tanto, tanto que no te ayudas que yo no hubiera dejado y regresado, me fui y regresé como me pasó varias veces “.

Entrevistado 03: “no recupera, chê,mar1 lamentablemente eso es todo, si piensas de otra manera, las cosas pueden ser diferentes, de nada sirve poner para dentro de la prisión, mira, mira como es nuestro sistema penitenciario, no hay más donde poner, no más donde poner, se está viviendo en una situación infrahumana, inhumana, no más, así, así, están todos durmiendo encima del otro”.

Entrevistado 04: “¿Qué te trae la cárcel hoy? Nada. Te pone, nosotros estamos ahí en una celda, con ocho personas, ocho personas, nueve, nueve personas en una celda, mirando la tele, comiendo y durmiendo, ya sabes, y aún quedan dos horas de patio para jugar a la pelota. ¿Qué es eso? ¿Qué estoy aprendiendo de esto? ¿Lo ves? Entonces piensas así, si salgo a la calle volveré, volveré a un tramo que no mejoraré, donde no necesito hacer nada para comer y si quiero dormir cierro los ojos ¿Qué beneficio es ese? No, no tiene ni idea, esto es ridículo. Creo que tendría que ser como en Estados Unidos, allá están esas cosas, hay talleres dentro de las prisiones, los chicos que van allá van a trabajar de todos modos”.

Entrevistado 05: “Mírame preso, nosotros, nadie quiere estar ahí, lo bueno, era mejor aceptar la cosa para no usar nada”.

Entrevistado 06: “Aquí no trae beneficios, aquí las cosas son difíciles. Solo pasa una noche para ver cómo es aquí dentro”.

A partir de estos datos, se puede realizar una importante discusión sobre los significados y principales demandas de estas personas encausadas. Como se mencionó anteriormente, la doctrina nos trae importantes discusiones sobre el tema, pero a partir del informe de los propios detenidos -quienes están directamente interesados en el tema- se cree que la discusión puede enriquecerse aún más.

IV. Discusión [arriba] 

La discusión propuesta sobre los datos resultantes de la investigación realizada se desarrollará a partir de las categorías identificadas, considerándolas en el contexto referencial trabajado a lo largo de la investigación.

Para eso se incorporarán las declaraciones de los entrevistados sobre el contenido del referencial teórico traído a estudio, de manera intertextual, o sea, agregando los textos producidos a partir de las entrevistas transcritas con el referencial utilizado en este trabajo.

Con el fin de posibilitar una comprensión más precisa de las necesidades y perspectivas relacionadas con cada una de las subpoblaciones investigadas en el presente estudio -los internos sentenciados, los internos preventivos - en esta primera parte el análisis abordará cada uno de estos grupos.

En cuanto a la primera categoría -aspectos relacionados con la familia-, se puede apreciar que hubo una valoración importante por parte de casi todos los entrevistados, en el sentido de que los vínculos familiares podrían ayudar a eliminar el consumo de drogas y la criminalidad.

Inicialmente, en relación a los internos con sentencia, se percibe en sus declaraciones que sus familias representan un factor de apoyo muy importante para la reanudación de sus vidas; este apoyo familiar debe ir acompañado de algunos servicios sociales como el tratamiento, el trabajo, entre otros, como una forma de insertarse realmente en un contexto diferente al que se encuentran. Un ejemplo de esto se puede ver en el discurso del entrevistado n. 01, cuando relata que “al principio, un trato así y va mejorando, con un servicio, con la familia, hablar con el hombre...”.

Incluso en los casos en los que los familiares terminaron alejándose del preso, reduciendo o, incluso, interrumpiendo las visitas, se observa que el deseo de salir de la prisión y dejar de consumir drogas constituye un camino que desea seguir para poder recuperar a su familia. Esta representa un lugar seguro de apoyo, alejado de la parte de la sociedad que juzga la salida y dificulta la reintegración, como se muestra en la entrevista N° 02: “mi plan es salir de aquí y no usarlo afuera, significa tener apoyo de la familia, de las personas más cercanas, porque, en realidad, lo que tienes es la familia, porque la otra gente solo te condenará”.

En este mismo sentido, los detenidos en prisión provisional también destacaron la importancia de sus familiares en el proceso de retorno a la sociedad: los tres entrevistados fueron muy claros al señalar que, al regresar a la libertad, buscarán este enfoque para restablecer los lazos familiares.

En varias entrevistas se indicó que la droga representaba una forma de distanciarse de los conflictos y angustias de la realidad. De la misma forma, se advirtió a partir de algunos reportes que, aun cuando el sujeto tenía anteriormente vínculos familiares saludables, terminó involucrándose en el consumo de sustancias estupefacientes que desencadenaron, posteriormente, actividades delictivas. Esta circunstancia se planteó muy claramente en la entrevista N° 03, cuando el entrevistado relata que, al empezar a consumir cocaína, comenzó también a endeudarse y que la droga empezó a trastocar su vida “de forma profesional, de forma familiar, en relación a las personas que me gustaban”.

Esta importancia dada a la familia, esta necesidad de apoyo para enfrentar situaciones problemáticas, parece representar un deseo de volver a la época en la que la relación era sana y libre. Este compromiso familiar es importante, ya que debe servir como fuente motivadora y acogedora para esa persona, fortaleciendo el sentido de responsabilidad entre ellos; este está basado en el cariño y el compromiso mutuo para superar la difícil etapa. Además, la literatura nos muestra que la familia es un importante factor protector frente al consumo y la venta de drogas (Nunes, Trindade, 2013; Hintz, Halpern, 2011).

En este sentido, parece que la participación de familiares y personas cercanas al sujeto puede, incluso, contribuir significativamente a su implicación en los tratamientos de salud. Por tanto, a lo largo del cumplimiento de la sentencia, existe una necesidad urgente de desarrollar actividades/oportunidades en las que estas personas más cercanas puedan ser invitadas a participar y monitorear de cerca al detenido, mucho más allá de las visitas actualmente previstas; esta sería una forma de fortalecer las relaciones de apoyo afectivas que proporciona el grupo familiar, comprometiendo aún más al participante con su modificación de comportamiento. Es un desafío que el campo asistencial necesita para ayudar al Derecho.

El segundo elemento que abordaremos se refiere a la categoría que involucra temas relacionados con el trabajo. De acuerdo con lo percibido en los informes de los entrevistados, la actividad laboral es fundamental para que sus vidas continúen de manera saludable. Se observó que el trabajo es parte de los planes que se pretenden lograr tras la puesta en libertad de los participantes en la investigación, como una forma de garantizar la subsistencia sin la necesidad de involucrarse en delitos.

Sin embargo, también se observó que los entrevistados adultos ya trabajaban antes de ser encarcelados. Por tanto, es evidente que el desempleo no puede ser considerado, en el contexto de esta investigación, como un factor determinante para la criminalidad. Sin embargo, aún se puede entender que, a pesar de las actividades lícitas que se desarrollaron, no fue posible obtener una rentabilidad económica suficiente para cubrir sus necesidades. Esta circunstancia parece deberse a la inestabilidad que tenían estas actividades, ya que muchas no constituían una relación laboral.

Teniendo esto en cuenta, es evidente que existe la necesidad de crear programas, alianzas, actividades u otra modalidad que permita al recluso profesionalizarse y favorecer, así, su relación laboral al salir de prisión. La realización de convenios para la prestación de orientación profesional constituye una necesidad que atiende directamente a una de las principales preocupaciones que presenta la muestra estudiada.

Los entrevistados expresaron el deseo de ejercer una actividad laboral lícita y el hecho de no poder mantener a sus familias los condujo, en cierto modo, a la criminalidad. De acuerdo con estos hallazgos, se observó que la baja remuneración es un factor de extrema relevancia para la comisión de delitos. Tanto los internos sentenciados como los preventivos informaron de esta importancia. En este sentido, sus declaraciones no difieren.

La excepción la encontramos en el entrevistado 04, preso provisional, quien afirmó tener plena posibilidad de trabajar en una actividad lícita y más lucrativa, y que no fue la falta de trabajo lo que le llevó a cometer el delito por el que estaba siendo procesado.

Por lo tanto, de acuerdo con el entendimiento de los entrevistados, las oportunidades laborales deben estar garantizadas de alguna manera cuando regresen a la libertad, como un medio para satisfacer sus necesidades y mantenerlos alejados del consumo de drogas y la delincuencia. Las teorías del castigo prevén la reintegración del individuo en el mercado laboral. Sin embargo, como ya se señaló, la realidad práctica no confirma el logro de los objetivos propuestos; es, pues, una urgencia desafiante para la Política Penitenciaria.

En cuanto a los elementos relacionados con el estudio, uno de los adultos señaló expectativas sobre sus estudios. Cabe señalar que sus planes de estudio están orientados a realizar cursos de posgrado, dado que declaró tener un título superior en contaduría. El entrevistado 03 afirmó con mucha confianza que tiene la intención de asistir a la escuela de posgrado, afirmando que “tengo condiciones para eso”.

Aquí cabe señalar que el estudio parece algo que no se ha logrado y que no creen en la posibilidad de cambio en este sentido. Quizá esta falta de perspectiva sobre este derecho haya influido en las respuestas poco claras ofrecidas por los sujetos. Se observa, sin embargo, que el único preso con estudios superiores tiene una perspectiva muy diferente a los demás, probablemente y precisamente por sus estudios previos.

La literatura también destaca la relevancia de la inversión en educación y se recoge en varios estudios, que demuestran que el estudio es un importante factor protector frente a la criminalidad (Becker, 2017; Minayo, 2013; Teixeira, 2011). El derecho al estudio se encuentra en la lista de Derechos Humanos y tiene una importancia desigual en el proceso de liberación y emancipación de la persona, por lo que se entiende que debe estar en la parte superior de la lista de necesidades que se deben cubrir. Sin embargo, aquí no se puede olvidar que se llega a tal conclusión desde una perspectiva fuera de la prisión, mientras que, desde el punto de vista de las personas privadas de libertad, la educación no se encuentra entre las principales preocupaciones. Este hecho se justifica porque la desigualdad social que existe entre la población carcelaria y la “sociedad” es tan grande que, antes de desear una educación, los individuos encarcelados se encuentran con la necesidad de bienes más básicos, como el amor familiar y el trabajo que les garantice unas condiciones mínimas de subsistencia.

En relación con la privación de libertad, el discurso fue muy contundente. Todas las personas entrevistadas trataron algunas cuestiones en sus manifestaciones con el fin de atribuir cualidades negativas a la prisión. Estas son de distinta índole en el caso de los internossentenciados, como la imposibilidad de recuperarse en la prisión, dada la alta tasa de reincidencia (entrevistado 1: “no se recupera, que la mayoría fue detenida y luego volverán”) y la idea de que la prisión potencia los aspectos negativos de las personas que están allí, tanto con relación al uso de drogas como a la progresión delictiva (entrevistado 2: “aprendes a usarla (la droga) de una manera que no conoces, aprendes a cometer un delito diferente al que hiciste”).

La falta de condiciones mínimas de subsistencia en el interior de las cárceles también fue traída a colación por el entrevistado 03: la superpoblación de las cárceles y las degradantes condiciones de la prisión (“entonces vivir en una situación infrahumana, inhumana, no hay más, tan, tan, tan todos durmiendo sobre el otro”). En este mismo sentido, los internos preventivos también aportaron elementos que corroboran el planteamiento de los internos sentenciados, sin cambios significativos respecto a sus impresiones sobre la prisión. El entrevistado 04 indicó que las condiciones de la prisión, en términos de capacidad, es muy preocupante, con hasta nueve reclusos por celda; el entrevistado 04 también mencionó otra circunstancia importante que se refiere a la ociosidad de los reclusos. La falta de actividades dentro de la prisión ciertamente hace que el tiempo en prisión sea más difícil y menos productivo. Según su relato, la prisión no se puede reducir a una rutina de celda, patio, comida y televisión, sino a hacer productivo el período de tiempo a través de actividades. De acuerdo con él, nuestro sistema penitenciario debe basarse en modelos como el de los Estados Unidos, donde el individuo ingresa a la cárcel y participa en “talleres dentro de la cárcel, que los chicos que van allá vayan a trabajar de todos modos”. De sus relatos se desprende un carácter más punitivo que el que aparece en los demás entrevistados, lo que implica que la sanción impuesta debe conllevar un mayor esfuerzo por parte del interno, en el sentido de que su tiempo en prisión puede revertir en algo positivo. La impresión que se da en su entrevista es estrictamente punitiva y no que trabajar en la cárcel sea una buena forma de ofrecer una oportunidad para que el sujeto obtenga conocimientos prácticos que puedan ser utilizados en la vida fuera de la prisión.

Los entrevistados 05 y 06 no precisaron qué aspectos negativos consideran importantes dentro del centro penitenciario, pero, a la vista de sus relatos, se evidenció su descontento con el entorno donde viven. En este sentido, el entrevistado 06 destacó que solo “pasar una noche para ver cómo es”, para hacerse una idea de los males de la prisión, reforzando la imagen de los informes de la violencia que suele ocurrir en el ámbito carcelario.

Como puede observarse, la información es unánime en el sentido de que presenta una situación carcelaria absolutamente negativa. Sus experiencias y testimonios refuerzan lo que la doctrina comúnmente llama de quiebra en el sistema penitenciario.

La superpoblación, resultado especialmente del encarcelamiento masivo, ha sido presentada gradualmente por los académicos como una situación de extrema falta de respeto a los numerosos derechos de las personas que se encuentran cumpliendo penas en centros penitenciarios (Almeida, 2015).

Asimismo, la incapacidad de la prisión para lograr los fines previstos, a través de sus teorías retributivas y preventivas, también ha sido criticada a lo largo de los años por innumerables autores (Conde, Hassemer, 2008; Elbert, 2009; Fensterseifer, 2014; Bitencourt, 2013). Las críticas son diversas y muy difíciles de refutar frente a las experiencias conocidas en Brasil e internacionalmente, incluso desarrollando una idea de que la pena no está justificada, como lo entiende la teoría agnóstica de la pena (Carvalho, 2013).

Ante todo esto, parece que no es posible encontrar ninguna motivación para que se mantenga la pena de prisión en la forma en que se administra. Las soluciones aún no son evidentes, pero se realizan innumerables esfuerzos para minimizar todos estos problemas.

También es importante resaltar las limitaciones que rodean a este estudio; por tratarse de una investigación cualitativa, se debe interpretar el entorno y contexto en el que se inserta la recogida de datos. Por ello, cabe señalar que la investigación se realizó en una región del Estado de Rio Grande do Sul, ubicada en una ruta de narcotráfico que une la ciudad de Foz do Iguaçu, en Paraná, con los municipios gauchos de Santa Maria, Passo Fundo y Porto Alegre. Ante esta circunstancia, se puede considerar que existe una mayor disponibilidad de drogas frente a otras áreas. Sin embargo, precisamente en el período inicial de la investigación, se iniciaron operativos policiales en la región que desencadenaron la detención de varios narcotraficantes, especialmente en Frederico Westphalen. De acuerdo con conversaciones informales que tuvieron lugar en el Foro y en la prisión local, se conoció que muchas de estas detenciones fueron posibles por denuncias informales, practicadas por adictos al crack, que, según lo reportado, hizo que los traficantes no detenidos y/o los sustitutos redujeran e, incluso, dejaran de comercializar la droga, disminuyendo considerablemente su consumo.

Como consecuencia de esto, a modo de ejemplo, se especula que los adolescentes que consumían crack han dejado de hacerlo y, por tanto, se han alejado de los delitos que habitualmente practicaban para apoyar su adicción.

El reflejo fue visible en la comarca y en la región, ya que, si bien no cuenta con un estudio que asocie toda esta información especulativa, registró un importante descenso en la delincuencia, representada en casi un 50 % menos, según datos oficiales reportados por la prensa local (O Alto Uruguai, 2014).

En cuanto a los entrevistados, se observó una dificultad, por parte de la muestra, para desarrollar respuestas más completas. Esta circunstancia puede haber sido provocada por dos factores principales: el miedo a denunciar situaciones que podrían resultar comprometedoras de ser transmitidas a una autoridad, lo que justificaría unas respuestas más breves, objetivas y evasivas en relación con el delito por el que fue acusado o detenido, y el nivel educativo bajo de la mayoría de los entrevistados, lo que dificultaría la articulación de sus respuestas y que, sumado a un posible nerviosismo en la participación en las entrevistas, produciría muchas repeticiones de palabras y frases, por tartamudeo o por, en ese momento, no poder pensar en otras palabras.

De acuerdo con el uso de técnicas relacionadas con la Justicia terapéutica esta investigación es parte de otra más amplia que aborda las políticas públicas relacionadas con la educación, de una manera que echa un vistazo a las perspectivas de la educación carcelaria. Parece que tanto la formación educativa como la formación profesional encuentran lugar en las demandas señaladas por las personas privadas de libertad. Si bien las inversiones en educación penitenciaria son escasas en Brasil, existe un amplio campo de estudio y prácticas terapéuticas que pueden lograr el empoderamiento y la emancipación de los detenidos a través de la educación. Se entiende que la educación carcelaria puede producir importantes efectos terapéuticos en el ámbito psicoemocional de los reclusos, con miras a promover valores y conocimientos diferentes a los que comúnmente se promueven en la prisión. Con esto se genera esperanza en la persona que comienza a proyectarse de otra manera en su vida en libertad.

Se esperaba que los internos preventivos fueran más reticentes en sus respuestas, ya que aún no habían sido juzgados y el temor de que la información proporcionada pudiera utilizarse en su contra podría influir en la entrevista. De hecho, dos de los tres detenidos en prisión preventiva fueron más concisos en sus respuestas. En cuanto a los internos sentenciados se percibió que uno de los tres entrevistados presentó respuestas más resumidas, mientras que los otros dos parecían muy cómodos con la entrevista.

A pesar de estas circunstancias, fue plenamente posible lograr los datos destinados al análisis, que fueron expuestos y analizados anteriormente, de modo que la investigación cuenta con todos los elementos necesarios para lograr sus objetivos.

V. Consideraciones finales [arriba] 

Lo que se puede concluir de esta parte específica de la investigación es que existe una demanda reprimida de derechos por parte de las personas detenidas, las cuales son excluidas de la sociedad bajo la justificación de un programa resocializador que, en la práctica, termina reforzando todos los estigmas y debilidades sociales de estas personas.

Dar voz a los condenados representa la realización del derecho a ser escuchado; en cierto modo, esto permite el acceso a la justicia, consagrado en el art. 5, inciso XXXV, de la Constitución de Brasil. Sin esa escucha, las demandas emergentes ni siquiera podrían llegar a los tribunales y la disposición jurisdiccional permanecería inoperante.

De esta manera, se evidencia que las demandas que presentan las personas privadas de libertad son capaces de predecir un retorno positivo a la sociedad, donde creen que pueden conducir sus caminos en armonía con la ley, especialmente con sus vínculos familiares y laborales. Sin embargo, lo que aparece entre líneas del discurso es un sentimiento de incredulidad en el actual sistema de cumplimiento de la condena, que muchas veces acaba frustrando cualquier posibilidad de concretar estos sueños. La consecuencia de esto es precisamente el contingente expresivo de reincidentes que no lograron volver a la vida extramuros y terminaron regresando al sistema penitenciario.

Por otra parte, el presente estudio mostró que, además de la obvia necesidad de repensar el sistema penitenciario, existe una importante necesidad de atención a la salida, para que el infractor pueda convivir en sociedad. Por supuesto, esto pasa por la cárcel y su concepción, pero urge una demanda inmediata que no se puede descuidar.

A partir de estos resultados, se espera que las demandas carcelarias sean realmente escuchadas para que, junto con los estudios científicos y legales, las políticas carcelarias se orienten en una perspectiva de necesidades integral. Este es un primer paso, pero es importante y ciertamente revelador. Quizás la prisión debería (re)pensarse considerando la perspectiva desde dentro hacia afuera.

VI. Referencias [arriba] 

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* Doctor en Ciências Criminales por PUCRS. Profesor del Curso de Derecho y del Programa de Posgraduación - Maestría y Doctorado - en Educação de la Universidad Regional Integrada del Alto Uruguai y de las Missiones - URI/FW. danielpulcherio@hotmail.com