Doctrina
Título:¿Qué necesitan las víctimas de violencia de género para sentir que se hace justicia? Motivos y variables relacionadas
Autor:1. Medinilla-Tena, Patricia - 2. Aguilera-Cortell, Aitana - 3. Badenes-Sastre, Marta - 4. Apiazu-Calcedo, Olaia - 5. Expósito Jiménez, Francisca
País:
España
Publicación:Revista Iberoamericana de Justicia Terapéutica - Número 8 - Marzo 2024
Fecha:13-03-2024 Cita:IJ-V-CDIII-603
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La violencia de género (VG) tiene consecuencias graves para la salud de las mujeres y supone un problema a nivel mundial. Esta violencia puede mostrarse de forma más manifiesta (violencia física o sexual) o sutil (violencia psicológica o conductas de control), repercutiendo en su identificación, percepción de gravedad, emociones y, por tanto, en la intención y acción de denunciar. Igualmente, dependiendo del tipo de violencia experimentada, la necesidad de justicia de las mujeres puede variar. En este sentido, para reparar el daño ocasionado por el agresor, las mujeres pueden adoptar una orientación hacia la justicia retributiva o restaurativa. El objetivo del estudio fue indagar en las necesidades de las víctimas para sentir que se repara el daño derivado de la VG sufrida, teniendo en cuenta la diferenciación entre violencias manifiestas y sutiles. Adicionalmente, se ahondó en su percepción de gravedad según el tipo de violencia y las emociones que les suscita el episodio más grave de violencia acontecido. Para ello, se realizó un estudio comparativo con 105 mujeres (MEDAD = 27,30). Los resultados muestran que, en general, las participantes abogan en mayor medida por una justicia restaurativa en lugar de retributiva. Esta tendencia se observa igualmente en las víctimas de violencias sutiles, pero no en víctimas de violencias manifiestas. Por otro lado, las participantes mostraron una percepción de gravedad medio-alta hacia la VG en su conjunto, sin diferencias significativas en función de haber experimentado violencias manifiestas o sutiles. Entre las emociones más frecuentes suscitadas por la VG, las mujeres que refirieron violencia manifiesta señalaron miedo y vergüenza, mientras que, en violencia sutil, el disgusto y la culpa fueron las emociones más notorias. Estos hallazgos ponen de manifiesto la importancia de atender a las características y necesidades particulares de cada víctima para reparar realmente el daño producido por la VG.


Palabras Clave: violencia de género, justicia restaurativa, víctimas, gravedad percibida.


Intimate partner violence (IPV) has serious consequences for women's health and is a global problem. This violence can be more overt (physical or sexual violence) or subtle (psychological violence or controlling behaviors), affecting its identification, perception of severity, emotions and, therefore, the intention and action to report IPV. Likewise, depending on the type of violence experienced, women's need for justice may vary. In this sense, to repair the harm caused by the aggressor, women may adopt an orientation toward retributive or restorative justice. The objective of this study was to explore the needs of victims to feel that the harm derived from IPV is repaired, considering the differentiation between overt and subtle violence. In addition, we delved into their perception of severity according to the type of violence and the emotions aroused by the most serious episode of violence. For this purpose, a comparative study was carried out with 105 women (Mage = 27.30). The results show that, in general, the participants are more in favor of restorative rather than retributive justice. This tendency is also observed in victims of subtle violence, but not in victims of overt violence. On the other hand, the participants showed a medium-high perception of severity towards IPV as a whole, with no significant differences depending on whether they had experienced overt or subtle violence. Among the most frequent emotions elicited by IPV, women who reported overt violence informed fear and shame, while in subtle violence, disgust and guilt were the most noticeable emotions. These findings highlight the importance of attending to the particular characteristics and needs of each victim in order to truly repair the harm caused by IPV.


Keywords: intimate partner violence, restorative justice, victims, perceived severity.


I. Introducción
II. Método
III. Resultados
IV. Discusión
Referencias

¿Qué necesitan las víctimas de violencia de género para sentir que se hace justicia?

Motivos y variables relacionadas

Patricia Medinilla-Tena*
Aitana Aguilera-Cortell**
Marta Badenes-Sastre***
Olaia Apiazu-Calcedo****
Francisca Expósito*****

I. Introducción [arriba] 

La violencia de género (VG) es un problema mundial que implica cualquier comportamiento que cause un daño físico (p. ej., lesiones), sexual (p. ej., forzar relaciones sexuales), psicológico (p. ej., insultos), o de conductas de control (p. ej., restricción de contacto familiar) a las mujeres por parte de la pareja o expareja (Organización Mundial de la Salud; OMS, 2021). Concretamente, en España se estima que alrededor del 30% de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, un 14,2%, física o sexual, un 31,9%, psicológica y un 27%, conductas de control (Ministerio de Igualdad, 2019). Las consecuencias de la VG para las mujeres son muy graves, repercutiendo en su salud física (p. ej., lesiones o dolor crónico) y mental (p. ej., ansiedad o depresión) (Norwood y Murphy, 2012; OMS, 2021; Sabina y Straus, 2008; Spencer et al., 2019). A pesar de ello, las mujeres pueden tener dificultades para identificar la VG, pudiendo ser más fácilmente identificadas las violencias manifiestas, como la física o la sexual, que las sutiles, como la psicológica o las conductas de control (Calvete et al., 2005; McGarry y Hinsliff-Smith, 2023; Novo et al., 2016). En otras ocasiones, aunque las mujeres identifican la VG, tienden a minimizar su gravedad (Badenes-Sastre et al., 2023a) con las implicaciones que tiene para sus vidas.

En este sentido, normalizar la violencia o no percibirla lo suficientemente grave es una de las principales razones por las que las mujeres no buscan ayuda o denuncian su situación (Fanslow y Robinson, 2010; Ministerio de Igualdad, 2019). Esta valoración desajustada de la realidad podría deberse al fenómeno “luz de gas”, que dificulta la salida de la relación violenta debido a la manipulación emocional del agresor hacia la víctima, haciéndola dudar de sus experiencias y convenciéndola de que malinterpreta la situación de violencia (Daw et al., 2022; Stern, 2019; Sweet, 2019). Esta manipulación continuada en el tiempo confunde a las víctimas, disminuye su confianza y autoestima, además de generarles incertidumbre e inestabilidad emocional (Stern, 2019).

La exposición a la VG también genera en las mujeres emociones desagradables, como la culpa, la vergüenza o el miedo (Badenes-Sastre et al., 2023a). Para evitar ese malestar, las mujeres podrían recurrir a estrategias como la negación, la normalización o la reinterpretación cognitiva (Echeburúa et al., 2002; Puente-Martínez et al., 2015). De hecho, las víctimas de VG muestran menor percepción de la gravedad y atribuyen menor responsabilidad al agresor de la situación en comparación con mujeres que no han sufrido este tipo de violencia por parte de sus parejas o exparejas (Badenes-Sastre et al., 2023a). Del mismo modo, el tipo de violencia sufrida podría influir en la percepción de gravedad de la VG, así como en la intención y acción de denunciar (Ministerio de Igualdad, 2019; Young et al., 2000). Ante esta toma de decisiones, aunque las víctimas sufran la misma violencia, la justicia que necesitan para sentir que el daño ha sido reparado puede ser distinta (Wenzel et al., 2008).

Desde un enfoque psicosocial, se puede conceptualizar una orientación hacia justicia retributiva, que implica una condena unilateral hacia el agresor que refleje sufrimiento, humillación y degradación de forma proporcional a la transgresión realizada hacia la víctima, y otra hacia justicia restaurativa, en la que se pongan en primer lugar las necesidades de las víctimas, el posible acuerdo entre las partes afectadas, prevaleciendo el deseo de reconocimiento o disculpa del agresor más allá del castigo punitivo (Hester, 2023; Hopkins et al., 2004; Okimoto et al., 2012; Wenzel et al., 2008). Asimismo, para las víctimas de VG el concepto de justicia puede referirse tanto a aspectos relacionados con el proceso judicial (p. ej.: contar con reconocimiento, ser creídas o imparcialidad del proceso judicial) como a la actuación sobre las consecuencias de la violencia (p. ej.: responsabilización, protección o reparación del daño) (Hester et al., 2023).

En base a lo mencionado anteriormente, el objetivo principal de este estudio fue explorar qué necesitan las víctimas de VG para sentir que se hace justicia. Concretamente, se indagó en la preferencia de las mujeres hacia un tipo de justicia retributiva o restaurativa en función de haber sufrido violencias más manifiestas (física o sexual) o más sutiles (psicológica o conductas control). Como objetivo adicional, se ahondó en la percepción de gravedad que muestran las mujeres según el tipo de violencia y las emociones que les suscita el episodio más grave de violencia que han sufrido.

Para ello, se plantearon las siguientes hipótesis: 1) Las víctimas de VG abogarán en mayor medida por una justicia restaurativa (vs retributiva): 1a) Las víctimas de violencias más manifiestas (física o sexual) preferirán en mayor medida una justicia retributiva (vs restaurativa); 1b) Las víctimas de violencias más sutiles (psicológica o conductas control) preferirán en mayor medida una justicia restaurativa frente a la de tipo retributiva.

II. Método [arriba] 

II. 1. Participantes

Inicialmente, 310 mujeres cumplimentaron la encuesta, de las que 185 fueron eliminadas por no responder todas las preguntas y 20 porque no cumplían con el criterio de haber sufrido violencia física, sexual, psicológica o conductas de control por parte de su pareja o expareja. Finalmente, un total de 105 mujeres fueron incluidas en el estudio. Las participantes tenían entre 18 y 62 años (M = 27,30; DT = 8,56) y la mayoría de ellas tenía nacionalidad española (94,3%) y estudios superiores (94,3% vs. 5,7% educación básica obligatoria). Respecto al tipo de violencia sufrida, un 45,7% de las mujeres refirieron sufrir violencia física por parte de su pareja o expareja, 57,1%, violencia sexual, 89,5%, violencia psicológica y 92,4%, conductas de control. Concretamente, un 42,9% de la muestra refirió haber sufrido alguna de estas violencias en los últimos 12 meses (vs. 57,1% a lo largo de la vida).

II. 2. Instrumentos

- Instrumento para detectar la violencia de género de la Organización Mundial de la Salud (Badenes-Sastre et al., 2023b). Este instrumento de cribado permite la detección de la VG en España. Concretamente, recoge información sobre haber sufrido violencia física (¿le ha abofeteado?), sexual (¿le ha obligado a tener relaciones sexuales cuando no quería?), psicológica (¿le ha insultado?) o conductas de control (¿insistió en conocer dónde estaba todo el tiempo?) por parte de la pareja o expareja a lo largo de la vida (desde nunca…) o en los últimos 12 meses (SI/NO). El alfa de Cronbach para este estudio fue de ,93 para la escala total; ,87 para la violencia física; ,85 para la sexual; ,89 para la psicológica y ,86 para conductas control.

- Percepción de gravedad de la VG. Empleando los ítems del instrumento de la OMS para detectar la violencia de género en España (Badenes-Sastre et al., 2023a), se preguntó a las participantes la gravedad percibida para cada uno de ellos (25 ítems): “Indica la gravedad que le otorgas a cada situación: Mi pareja actual o pasada (ítem OMS)” Las respuestas oscilaron entre 1 = nada grave a 7 = muy grave. Para obtener las puntuaciones en cada dimensión de VG (física, sexual, psicológica y conductas de control) se realizó una media de los ítems que componen cada una de ellas (α = ,98 violencia física; α = ,93 violencia sexual; α = ,93 violencia psicológica; α = ,91 conductas de control).

- Situación más grave de violencia. Mediante la técnica del incidente crítico (Flanagan, 1954), las participantes informaron sobre la situación de violencia más grave sufrida por parte de su pareja o expareja. Entre las principales razones señalaron: 1) humillación; 2) manipulación; 3) amenazas; 4) agresión física o sexual; 5) otros (no contesta o niega la violencia).

- Afecto positivo y negativo (PANAS; versión española Sandín et al., 1999). El cuestionario incluye 20 ítems para evaluar el afecto positivo (p.ej.: entusiasmo) y el afecto negativo (p.ej.: miedo). En este estudio empleamos únicamente 10 ítems para evaluar el afecto negativo. Las participantes indican las emociones que les suscitó la situación más grave acontecida en su relación de pareja actual o pasada. La respuesta fue de elección múltiple y se incluyó la opción “otras” para que indiquen si sintieron emociones negativas distintas a las evaluadas con el cuestionario (tensión, disgusto, culpa, susto, enfado, irritación, vergüenza, nerviosismo, intranquilidad y miedo).

- Orientación de justicia retributiva o restaurativa (Okimoto et al., 2012). Esta escala está compuesta por 12 ítems, 6 miden la orientación retributiva (p.ej.: “Para que se haga justicia un delincuente debe ser castigado”) y otros 6 la orientación restaurativa (p.ej.: “La justicia se restaura cuando el delincuente logra aceptar el daño que ha causado a la víctima”). Las opciones de respuesta son de tipo Likert (1=Totalmente en desacuerdo, 7=Totalmente de acuerdo). En este estudio, se adaptaron los ítems haciendo referencia al agresor (p.ej.: “Para que se haga justicia el agresor debe ser castigado”), obteniendo una fiabilidad interna de .89 para justicia retributiva y .77 para justicia restaurativa.

- Información sobre la actuación ante la VG. Se preguntó a las participantes si denunciaron la violencia y, en caso afirmativo, si se arrepintieron de haberlo hecho.

- Reparación del daño. A través de una pregunta abierta (“¿Qué consideras necesario para sentir que se ha hecho justicia?”), las participantes indicaron qué necesitan para sentir que se hace justicia ante el daño que el agresor les ha ocasionado con la violencia. Entre las principales necesidades para sentir que se repara el daño, las mujeres indicaron: 1) castigo social al agresor; 2) consecuencias penitenciarias o legales para el agresor; 3) asunción de responsabilidades por parte del agresor; 4) ayuda social; 5) cambio del agresor mediante ayuda psicológica o formación; 6) no existe reparación; 7) otros (sin respuesta).

- Información demográfica. Se recogió información sobre la edad, nacionalidad y nivel educativo de las participantes.

III. 3. Diseño y procedimiento

Realizamos un estudio no experimental comparativo de metodología mixta en el que se analizan las diferencias en la orientación de justicia dependiendo del tipo de violencia (sutil o manifiesta).

En primer lugar, se elaboró una encuesta online mediante la plataforma Qualtrics y se difundió por redes sociales (Facebook, Instagram y WhatsApp), así como por correo institucional. Se accedió a las participantes mediante muestreo por bola de nieve, incluyendo aquellas que cumplían con los criterios de inclusión: 1) ser mujer mayor de 18 años y 2) haber sufrido algún tipo de violencia física, sexual, psicológica o de conductas de control por parte de su pareja o expareja. Posteriormente, se informó a las participantes de los objetivos del estudio, garantizando la confidencialidad y anonimato de sus datos, que sólo serán usados con fines de investigación.

Todas las mujeres que aceptaron participar en el estudio cumplimentaron el instrumento de la OMS (Badenes-Sastre et al., 2023b) para detectar si habían sufrido VG (física, sexual, psicológica o conductas de control) por parte de su pareja o expareja. Las mujeres que indicaron que nunca habían sufrido alguna de las violencias evaluadas se eliminaron del estudio, agradeciéndoles su interés en participar. Por el contrario, las mujeres que refirieron sufrir violencia física, sexual, psicológica o conductas de control por parte de su pareja o expareja continuaron el estudio respondiendo a cuestiones sobre la gravedad percibida de cada una de las situaciones de violencia, las emociones negativas que les evocaba la situación más grave de violencia experimentada (y referida mediante la técnica del incidente crítico), el tipo de justicia preferente y si denunciaron la VG. Al finalizar la encuesta se agradeció a las participantes su colaboración y se facilitó información y recursos de ayuda para combatir la VG (https://violenciage nero.igualdad.gob.es), así como el contacto de las investigadoras por si lo requerían.

Para analizar los datos se clasificó a las participantes en dos grupos. Las mujeres que indicaron haber sufrido únicamente algún tipo de violencia psicológica o conductas control por parte de su pareja o expareja se incluyeron en la condición de “violencia sutil”, mientras que aquellas que informaron haber sufrido violencia física o sexual, se incluyeron en la condición “violencia manifiesta”. Por otro lado, las respuestas cualitativas reportadas por las participantes fueron categorizadas en todos los casos mediante criterio interjueces.

El estudio se realizó bajo el proyecto de investigación [cegado a revisores], de acuerdo con la Declaración de Helsinki y con la aprobación del comité de ética de la Universidad de [cegado a revisores]. Las mujeres no recibieron ninguna compensación económica por su participación.

III. Resultados [arriba] 

III. 1 Prevalencia de la violencia de género y gravedad percibida según el tipo de violencia informada

Un 67,6% de las mujeres reportó haber sufrido, al menos una vez, violencia física o sexual (condición de violencia manifiesta) por parte de su pareja o expareja, mientras que un 32,4% señaló haber sufrido únicamente violencia psicológica o conductas de control (condición de violencia sutil). Concretamente, un 89,5% indicó haber experimentado violencia psicológica, 92,4% conductas control, 45,7% violencia física y 57,1% violencia sexual.

Respecto a la percepción de gravedad de cada tipo de violencia, en general, las participantes mostraron una percepción de gravedad media-alta (M = 5,87, DT = 1,58); (Tabla 1).

Por otro lado, no se encontraron diferencias en la percepción de gravedad de la violencia según la condición de violencia manifiesta o sutil (Tabla 2).

III. 2 Situación más grave de violencia experimentada, emociones suscitadas y toma de decisiones

Las situaciones de violencia experimentadas como más graves por las participantes fueron, en primer lugar, la agresión sexual o física (37,7%), seguido de la humillación (24,8%), las amenazas (15,2%) y la manipulación (13,3%). Por último, un 9,5% de las mujeres no respondieron o negaron sufrir violencia grave, incluyendo sus respuestas en la categoría “otros”. A consecuencia de estas situaciones, las mujeres experimentaron principalmente emociones de tensión (65,7%) e intranquilidad (56,2%). Diferenciando entre violencias manifiestas y sutiles, las víctimas de violencias más manifiestas experimentaron en mayor medida miedo (69%), vergüenza (62%) y susto (57,7%), mientras que en violencias más sutiles sintieron principalmente emociones como el disgusto (61,8%), la culpa (52,9%) y la tensión (47,1%) (Tabla 3).

En cuanto a la respuesta de las víctimas ante la violencia sufrida, tan solo un 7% de ellas denunció formalmente haber sufrido violencia física o sexual (vs. 93% que no lo hizo). Entre las denunciantes, una mujer refirió arrepentirse de interponer la denuncia señalando sentimientos de culpa y coacciones por parte del agresor para retirarla.

III. 3 Orientación hacia un tipo de justicia restaurativa o retributiva de acuerdo al tipo de violencia sufrida (sutil o manifiesta)

Se realizó una prueba T para muestras independientes, comprobando que las víctimas mostraban una tendencia general hacia la justicia restaurativa (M = 4,76, DT = 1,52; t (105) = 32,05, p < .001) versus retributiva (M = 3,67, DT = 1,73), confirmando, así, la hipótesis 1.

Cuando se diferenció por tipo de violencia sufrida, se observó que las mujeres en la condición violencia manifiesta no mostraron diferencias significativas en la orientación hacia un tipo de justicia restaurativa o retributiva (M = 4,45, DT = 1,64) vs (M = 3,78, DT = 1,66, respectivamente), rechazando la hipótesis 1a. Por otro lado, las mujeres que únicamente indicaron sufrir violencia sutil mostraron diferencias estadísticamente significativas en la orientación del tipo de justicia, con mayor tendencia hacia una justicia restaurativa (M = 5,43, DT = 0,96) versus retributiva (M = 3,44, DT = 1,88), confirmando la hipótesis 1b.

Finalmente, se preguntó a las participantes sobre qué necesitan para sentir que se ha hecho justicia ante la VG que sufrieron por parte de su pareja o expareja. Las mujeres indicaron principalmente la necesidad de cambio por parte del agresor (que el agresor cambiase, ya sea con ayuda psicológica o similar) (23,8%), seguido de la asunción de responsabilidades por parte del agresor (22,9%) (Tabla 4). Teniendo en cuenta el tipo de violencia sufrida, se analizó la prevalencia según tipo de violencia experimentada (manifiesta y sutil); en la violencia manifiesta, un 26,8% necesitaba un cambio por parte del agresor y un 18,3%, la asunción de responsabilidad por parte del agresor. Por otro lado, un 32,4% de las mujeres que sufrieron violencia sutil necesitaba la asunción de responsabilidad por parte del agresor, seguido de un 17,6% que necesitaba una consecuencia a nivel legal por parte del agresor y otro 17,6% que pedía un cambio por parte del agresor (con ayuda psicológica o similar) (ver Tabla 4).

IV. Discusión [arriba] 

Debido a la temática que se abarca durante todo el estudio, es importante destacar que, de acuerdo con la literatura previa (Badenes-Sastre, et al. 2023b; Ministerio de Igualdad, 2019), los resultados revelan una alta prevalencia de conductas control y violencia psicológica, seguidas, en menor medida, por las violencias física y sexual. La exposición a este tipo de violencias impacta tanto en la salud física y mental de las mujeres como en sus emociones, generando en ellas tensión e intranquilidad, independientemente del tipo de violencia (manifiesta o sutil). Cuando se pone el foco de manera diferenciada en los grupos de víctimas estudiados, encontramos que las víctimas de violencias manifiestas informan de miedo, vergüenza y susto, mientras que las víctimas de violencias sutiles refieren en mayor medida disgusto, culpa y tensión. Estos datos confirman la información ya existente en la literatura científica acerca de cómo afecta emocionalmente la VG a las mujeres (Badenes-Sastre et al., 2023a). Estas emociones, junto con el tipo de violencia experimentada, podrían ayudar a entender la toma de decisiones de las víctimas ante la VG, requiriendo que futuros estudios profundicen en ello.

Igualmente, este estudio muestra que las víctimas de VG podrían negar o justificar la violencia como estrategia cognitiva para liberarse de las emociones negativas que les genera (Echeburúa et al., 2002; Puente-Martínez et al., 2015). En este sentido, los resultados mostraron una percepción de gravedad de la VG media-alta entre las participantes, sin diferencias significativas en función de la violencia experimentada (manifiesta o sutil). A pesar de ello, cabe destacar que, cuando se preguntó a las víctimas por la situación más grave de violencia sufrida por parte de su pareja o expareja, un 9,5% indicó no haber tenido episodios de violencia grave, lo que contradice los resultados obtenidos a través del instrumento de cribado de la OMS (Badenes-Sastre et al., 2023b). El hecho de que algunas mujeres sigan negando ser víctimas de VG podría estar debido a la incoherencia que les supone entender que la pareja que dice amarlas pueda causarles daño intencionadamente (Grawe, 2004; Loinaz, 2014). A su vez, esto dificultaría dejar la relación de pareja, mermando la salud de las mujeres, ya que no percibir la gravedad de la VG suele ser motivo para no solicitar ayuda (Fanslow y Robinson, 2010; Ministerio de Igualdad, 2019; Badenes-Sastre et al., 2023a).

Respecto a la necesidad de justicia por parte de las víctimas, en este estudio se pone de manifiesto que las mujeres se orientan en mayor medida hacia los beneficios de la justicia restaurativa en lugar de la retributiva, especialmente ante violencias sutiles, como la psicológica o las conductas controladoras. Estos hallazgos están en consonancia con investigaciones previas (Hester, 2023; Hopkins et al., 2004), mostrando que las necesidades manifiestas de las víctimas giran en torno a la reparación del daño sufrido, bien sea por parte del agresor o por parte de la sociedad, y no tanto en el castigo punitivo tradicional (Wenzel et al., 2008). Sin embargo, frente a lo esperado, no se encontraron diferencias significativas en la preferencia hacia un tipo de justicia retributiva o restaurativa por parte de las mujeres que informaron sufrir violencia física o sexual, además de psicológica y conductas controladoras. Esto podría deberse a que, las violencias físicas y sexuales son percibidas como más graves (Novo et al., 2016) y, por tanto, las mujeres podrían mostrar diferentes necesidades para sentir que realmente se ha reparado el daño (Wenzel et al., 2008). De hecho, cuando se pregunta a las víctimas de violencias manifiestas sobre qué necesitan para sentir que se hace justicia, refieren principalmente que el agresor cambie. Para ello, podrían considerar tanto la justicia retributiva (p. ej.: condena penal y reinserción) como la restaurativa (p. ej.: programas psico-educativos, reconocimiento y aceptación de los hechos, o perdón a la víctima). En general, en las mujeres podría prevalecer el deseo del reconocimiento como víctimas por parte del agresor y de la sociedad, algo que suele estar en cuestionamiento (Hester, 2023; Hopkins et al., 2004), requiriendo medidas que se ajusten a ello para reparar realmente el daño derivado de la VG, como, por ejemplo, no sentirse culpable por la violencia sufrida, o no sentir vergüenza por ser victimizada por su pareja o ex pareja.

A pesar de lo mencionado, este trabajo no está exento de limitaciones. Por un lado, los datos obtenidos deberían ser interpretados con cautela ya que, el tamaño muestral es limitado y no permite generalizar los resultados al total de la población española. Además, la mayoría de las participantes tenían un nivel educativo alto, requiriendo que futuros estudios obtengan muestras equilibradas controlando por variables demográficas. Por otro lado, se encontraron dificultades para acceder a mujeres que no hubieran sufrido ningún tipo de VG por parte de su pareja o expareja, de acuerdo a los resultados del instrumento de cribado empleado para ello en este estudio. Futuros estudios podrían replicar los resultados comparando entre grupos de mujeres que hayan sufrido o no VG con la finalidad de indagar en los obstáculos que encuentran las víctimas para responder ante la violencia y hacer justicia.

En conclusión, este estudio contribuye a la compresión de la VG desde el punto de vista de la víctima, muchas veces olvidada en general en los procedimientos judiciales, destacando la importancia de atender sus necesidades independientemente de que decida o no denunciar judicialmente la violencia. Las mujeres merecen que se les repare el daño ocasionado por la VG, perpetrado por el agresor y sostenido por la sociedad, siendo necesario escucharlas y tenerlas en consideración. Mediante esta investigación se da voz a una parte de las víctimas que refiere necesitar enfoques restaurativos de justicia. Estos hallazgos pueden orientar políticas destinadas a apoyar a las víctimas de VG, promoviendo un enfoque integral y sensible a sus necesidades.

Referencias [arriba] 

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Conflicto de intereses

Las autoras de este artículo no tienen conflictos de intereses.

Financiación: Este trabajo está financiado por un proyecto de investigación titulado: “Violencia contra las mujeres: consecuencias para su bienestar psicosocial”, concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad de España (Ref.: PID2021-123125OB-100).

Aprobación ética: Este estudio se ha realizado siguiendo los principios de la Declaración de Helsinki y cuenta con la aprobación del comité de ética de la Universidad de Granada (nº: 1522/CEIH/2020).

Declaración de disponibilidad de datos: Los conjuntos de datos generados durante y/o analizados durante el presente estudio están disponibles a través de la autora correspondiente previa solicitud razonable.

Consentimiento para participar: Todas las participantes aceptaron voluntariamente participar en la investigación rellenando la encuesta.

 

 

*Patricia Medinilla-Tena. Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC). 2Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada, España. https://orcid.org/0000-0001-6032-5761
**Co-autora: Aitana Aguilera Cortell. Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC). 2Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada, España. https://orcid.org/0009-0007-5044-7395
***Marta Badenes-Sastre. Autora de correspondencia: Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada, España. Email: mbsastre@ugr.es. Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC). 2Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada, España. https://orcid.org/0000-0002-4884-8487
****Olaia Aspiazu Calcedo. Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC). 2Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada, España. https://orcid.org/0009-0005-7417-7276
*****Francisca Expósito Jiménez. Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC). 2Departamento de Psicología Social, Universidad de Granada, España. https://orcid.org/0000-0001-6157-4292

Recibido: 12-01-2024 - Aceptado 27-02-2024