Doctrina
Título:Objetivos del milenio y desarrollo sostenible, nuevo enfoque y desafíos
Autor:Cabrera, Romina F.
País:
Argentina
Publicación:Revista de Derechos Humanos y Humanitario - Número 2 - Noviembre 2018
Fecha:07-11-2018 Cita:IJ-DXXXIX-229
Índice Relacionados Ultimos Artículos
Sumarios

El hombre, en pos de su desarrollo y modernización de él mismo y su medio, si bien logró numerosos avances para la Humanidad en cuanto a Tecnología, Ciencia e Innovación, menoscabó la Naturaleza y comprometió valores, desde el punto de vista de le Ética y de la praxis también, ya que los recursos se están agotando, dado su extensa explotación y el aumento de la población. El Cambio Climático, la pobreza ( que aumentará con el mismo), el urbanismo y todos los fenómenos que se citan en este trabajo, merecen un análisis en conjunto por todos los organismos internacionales, nacionales , provinciales y municipales, Academia, ONG, y grupos interdisciplinarios, como la Sociedad Civil en general; para que mediante la cooperación internacional y una verdadera cosmovisión de la situación estructural, se puedan tomar la medidas necesarias, llevando a una eficaz y eficiente toma de decisión sobre la cuestión estudiada.


I. Introducción
II. Desarrollo
III. Conclusiones
Notas

Objetivos del milenio y desarrollo sostenible, nuevo enfoque y desafíos

Romina F. Cabrera [1]

I. Introducción [arriba] 

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas son ocho objetivos que los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas convinieron en tratar de alcanzar para el desarrollo del futuro de la Comunidad Global. 

La Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, firmada en septiembre de 2000, compromete a los dirigentes mundiales a luchar contra la pobreza, el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la degradación del medio ambiente y la discriminación contra la mujer. Los ODM, tienen metas e indicadores específicos, según la OMS.

Se define «el desarrollo sostenible» como la satisfacción de «las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades» (Informe titulado «Nuestro futuro común» de 1987, Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo). El desarrollo sostenible ha emergido como el principio rector para el desarrollo mundial a largo plazo. Consta de tres pilares, el desarrollo sostenible trata de lograr, de manera equilibrada, el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente.

En 1992, la comunidad internacional se reunió en Río de Janeiro, Brasil, para discutir los medios para poner en práctica el desarrollo sostenible. Durante la denominada Cumbre de la Tierra de Río, los líderes mundiales adoptaron el Programa 21, con planes de acción específicos para lograr el desarrollo sostenible en los planos nacional, regional e internacional. Esto fue seguido en 2002 por la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, que se aprobó el Plan de Aplicación de Johannesburgo. El Plan de Aplicación se basó en los progresos realizados y las lecciones aprendidas desde la Cumbre de la Tierra, y prevé un enfoque más específico, con medidas concretas y metas cuantificables y con plazos y metas[2].

II. Desarrollo [arriba] 

II.1. Estado actual

La adopción de la Agenda 2030 marca un compromiso sin precedentes por parte de la comunidad internacional a tomar medidas en todos los niveles y a través de fronteras para responder a los desafíos globales y dirigir los recursos hacia un camino de desarrollo social y ambientalmente sostenible y resistente. Los pilares de la Agenda –los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Marco de Acción de Sendai, la Agenda de Acción de Addis Abeba y la Nueva Agenda Urbana– ofrecen un marco coherente, coherente y holística. 

El reto de traducir el marco en acción sobre el terreno es a todos los estados miembros de la ONU, así como la comunidad empresarial, la sociedad civil y todos los interesados. El éxito dependerá de las políticas y estrategias adecuadas, en cada sector y en cada nivel. Fundamentalmente, necesitamos medios prácticos y reproducibles de la aplicación del programa y medir nuestro progreso colectivo[3].

Aquí es donde las normas voluntarias –que utilizan indicadores simples y acordados y un lenguaje y formato familiar para las empresas, los gobiernos locales y las comunidades en todo el mundo– puede ser un recurso clave. 

Hay una amplia gama de normas que ya se relacionan con objetivos como Hambre Cero (SDG 2), la buena salud y el bienestar (SDG 3), agua potable y saneamiento (SDG 6), energía limpia y asequible (SDG 7), y acción por el clima (SDG 13). ISO 26000 –Orientación sobre la responsabilidad social– también proporciona una orientación general para las empresas y organizaciones a operar de una manera que promueva el desarrollo sostenible de una manera holística[4]. 

II.2. Marco de acción del Sendai

El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 se adoptó en la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas celebrada en Sendai (Japón) el 18 de marzo de 2015. Este es el resultado de una serie de consultas entre las partes interesadas que se iniciaron en marzo de 2012 y de las negociaciones intergubernamentales que tuvieron lugar entre julio de 2014 y marzo de 2015, con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, a petición de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El Marco de Sendai es el instrumento sucesor del Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015: Aumento de la resiliencia de las naciones y las comunidades ante los desastres. El Marco de Acción de Hyogo se concibió para dar un mayor impulso a la labor mundial en relación con el Marco Internacional de Acción del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales de 1989 y la Estrategia de Yokohama para un Mundo Más Seguro: Directrices para la prevención de los desastres naturales, la preparación para casos de desastre y la mitigación de sus efectos, adoptada en 1994, así como su Plan de Acción, y la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres de 1999[5].

El Marco de Sendai se basa en elementos que garantizan la continuidad del trabajo hecho por los Estados y otras partes interesadas en relación con el Marco de Acción de Hyogo, y presenta una serie de innovaciones que se solicitaron durante las consultas y las negociaciones. Muchos comentaristas han indicado que los cambios más importantes son el marcado énfasis puesto en la gestión del riesgo de desastres en lugar de en la gestión de desastres, la definición de siete objetivos mundiales, la reducción del riesgo de desastres como resultado esperado, un objetivo centrado en evitar que se produzcan nuevos riesgos, la reducción del riesgo existente y reforzar la resiliencia, así como un conjunto de principios rectores, incluida la responsabilidad primordial de los Estados de prevenir y reducir el riesgo de desastres, y la participación de toda la sociedad y todas las instituciones del Estado. Además, el alcance de la reducción del riesgo de desastres se ha ampliado considerablemente para centrarse tanto en las amenazas naturales como de origen humano, así como en las amenazas y los riesgos ambientales, tecnológicos y biológicos conexos. Se promueve plenamente la resiliencia sanitaria[6].

El Marco de Sendai también expresa lo siguiente: la necesidad de comprender mejor el riesgo de desastres en todas sus dimensiones relativas a la exposición, la vulnerabilidad y características de las amenazas; el fortalecimiento de la gobernanza del riesgo de desastres, incluidas las plataformas nacionales; la rendición de cuentas en la gestión del riesgo de desastres; la necesidad de prepararse para “reconstruir mejor”; el reconocimiento de las partes interesadas y sus funciones; la movilización de inversiones que tengan en cuenta los riesgos a fin de impedir la aparición de nuevos riesgos; la resiliencia de la infraestructura sanitaria, del patrimonio cultural y de los lugares de trabajo; el fortalecimiento de la cooperación internacional y las alianzas de trabajo mundiales y la elaboración de políticas de los donantes y programas que tengan en cuenta los riesgos, incluidos los préstamos y el apoyo financiero brindados por las instituciones financieras internacionales. Asimismo, la Plataforma Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres y las plataformas regionales para la reducción del riesgo de desastres se reconocen claramente como mecanismos que refuerzan la coherencia entre las agendas, el seguimiento y las revisiones periódicas como apoyo a los organismos de gobernanza de las Naciones Unidas.

Se ha encargado a la UNISDR que ayude a la implementación, el seguimiento y la revisión del Marco de Sendai[7].

II.3. Agenda de acción de Addis Abeba

Los 193 estados miembros de la ONU presentes en la III Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo que concluyó el en 2015, en la capital de Etiopía han logrado un "acuerdo histórico", según Naciones Unidas, para generar recursos que garanticen la futura agenda del desarrollo global sostenible.

“Es un paso fundamental en la construcción de un futuro sostenible para todos. Proporciona un marco global para la financiación del desarrollo sostenible”, ha subrayado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un comunicado difundido por la Conferencia de la ONU, en esa oportunidad del pasado 2015[8].

La financiación a través de la colaboración público-privada y la mejora de sus sistemas de recaudación nacionales son algunas de las medidas contenidas en la Agenda de Desarrollo de Addis Abeba, aunque finalmente se ha descartado la creación de una agencia de la ONU dedicada a la lucha contra el fraude fiscal, que ha sido el principal escollo de las negociaciones[9].

El documento, firmado tras meses de negociaciones, contiene más de 100 iniciativas concretas para mejorar las fuentes de financiación de los países emergentes y será el la base para asegurar la financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que constarán de varias metas, entre ellas la erradicación de la pobreza, la mejora del acceso al agua y al saneamiento o la lucha contra el cambio climático. Todas ellas serán las que sustituyan a los hasta ahora vigentes Objetivos de Desarrollo del Milenio para contribuir a un desarrollo mundial sostenible.

La Agenda de Addis Abeba recoge medidas para ampliar la base de ingresos, mejorar la recaudación de impuestos y luchar contra la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos, según el comunicado de la Conferencia[10].

II.4. No a la agencia contra el fraude fiscal

Varias ONG se han quejado de que finalmente los países desarrollados no hayan aceptado la creación de una agencia para luchar contra el fraude fiscal. Entre ellas, Action Aid y Financial Transparency Coalition han subrayado que esta nueva entidad daría a todos los países la misma representación y, sobre todo, permitiría a los que se encuentran en vías de desarrollo proponer reformas que favorecieran sus intereses, ya que el montante que se evade cada año supera la ayuda al desarrollo que reciben.

En la conferencia, los países ricos también se han comprometido a mantener sus ayudas al desarrollo en el 0,7 % o aumentarlas en casos como la Unión Europea, que promete destinar un 0,2 % de su ingreso nacional bruto para el año 2030.

En los sectores que necesitan mayores inversiones –la energía, el transporte, agua y el saneamiento– se han alcanzado acuerdos de cooperación internacional para movilizar recursos, con mecanismos como el nuevo Foro Mundial de Infraestructuras. También se ha acordado un nuevo pacto social en favor de grupos vulnerables y gravar sustancias nocivas como el tabaco para disuadir su consumo y aumentar los recursos nacionales.

En definitiva, según el documento, "cada país tiene la responsabilidad primordial de su propio desarrollo económico y social y que el papel de las políticas nacionales y estrategias de desarrollo no puede ser exagerada"[11].

II.5. Nueva Agenda Urbana

La Nueva Agenda Urbana es el documento final resultante del acuerdo en la conferencia Hábitat III, que se llevó a cabo en octubre de 2016 en Quito, Ecuador. Constituyó una guía para orientar los esfuerzos en materia de desarrollo de las ciudades para una amplia gama de actores (estados, líderes urbanos y regionales, donantes, programas de las Naciones Unidas y la sociedad civil) para los próximos 20 años. Esta agenda sentó las bases para políticas y estrategias que se extenderán e impactaran a largo plazo. Tomando como base las ideas discutidas en el diálogo global previo a la cumbre de octubre 2016, finalmente fue el Buró de Hábitat III (integrada por 10 estados miembros de las Naciones Unidas) y la Secretaría quienes elaboraron el primer borrador. Los términos fueron negociados por los estados miembros en Hábitat III para llegar a un acuerdo en Quito[12].

II.5.1. ¿Quién escribió la Nueva Agenda Urbana?

El proceso preparatorio rumbo a Quito influyó en la formulación de la Nueva Agenda Urbana, que fue presentado como un “borrador cero” en mayo de 2016 y comenzó cuatro meses de negociaciones políticas sobre la nueva estrategia.

Estos preparativos abarcaron una serie de eventos oficiales y semi-oficiales que incluyen reuniones regionales, temáticas y “campus de pensadores urbanos” (Urban Thinker Campuses) para que las partes interesadas hicieron aportaciones. Además, desde agosto de 2015 hasta febrero de 2016, un grupo de 200 expertos, conocido como “unidades políticas,” generó algunos recomendaciones importantes para la preparación y implementación de la Nueva Agenda Urbana. Esas recomendaciones también fueron abiertas al comentario público[13].

II.5.2. ¿Cuál era la Agenda Urbana anterior?

El actual enfoque de las Naciones Unidas acerca de la urbanización global se encuentra recogido en la Agenda Hábitat: la Declaración de Estambul sobre Asentamientos Humanos, documento final elaborado en la conferencia Hábitat II en 1996. Llamó a garantizar la vivienda adecuada para todos y a generar asentamientos humanos sustentables en un mundo crecientemente urbanizado.

Desde entonces, más de 100 países han recogido en sus constituciones el derecho a la vivienda adecuada, lo que representa un gran éxito para la Agenda Hábitat. Por otro lado, sin embargo, las organizaciones de cooperación internacional y agencias de desarrollo bilateral han reducido sistemáticamente sus inversiones en las ciudades y han recortado sus programas de desarrollo urbano. Estas tendencias han condicionado la implementación total de la Agenda Hábitat[14].

II.5.3. ¿Cuál ha sido el legado de esta Agenda anterior?

La Agenda Hábitat ha tenido una amplia influencia dentro de las Naciones Unidas en las últimas dos décadas. Sus principales disposiciones fueron recogidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) del 2000 con la meta de alcanzar “ciudades sin asentamientos informales”. Las prioridades de los ODM de erradicar la pobreza y garantizar la sustentabilidad ambiental están fuertemente relacionadas con la Agenda Hábitat.

Desde entonces, encuentros de gran importancia de las Naciones Unidas acerca del desarrollo sustentable, tales como la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable en 2002 y el Río+20 en 2012, han sistemáticamente reafirmado los preceptos básicos de la Agenda Hábitat.

Debates actuales con respecto a la Agenda de Desarrollo Post-2015 también se basan en los principios de la Agenda Hábitat. Por ejemplo, el informe titulado “El futuro que queremos para todos” del año 2012, elaborado por un grupo de trabajo de la ONU para el secretario general, subrayó que para el 2050, “70 por ciento de la población mundial estará viviendo en ciudades”. El informe también recalcó los desafíos relativos al desarrollo inherentes a una rápida urbanización[15].

Por último, la agenda de desarrollo posterior a los ODM, los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), también incluirá notorias referencias al espíritu de la Agenda Hábitat. El objetivo 11 de los ODS, que se espera se centre en lo urbano, podrá considerarse también como el desarrollo de una idea originalmente elaborada en la Agenda Hábitat.

II.5.4. ¿Qué cubre la Nueva Agenda Urbana?

La Nueva Agenda Urbana, que llega tras la materialización de la Agenda de Desarrollo Post-2015, procura crear un vínculo de refuerzo recíproco entre urbanización y desarrollo. La idea es que estos dos conceptos se conviertan en vehículos paralelos para el desarrollo sustentable.

La agenda trata de ofrecer unas directrices sobre una serie de “habilitadores” que pueden consolidar la relación entre urbanización y desarrollo sustentable. Este incluye, por un lado, los “facilitadores del desarrollo” que buscan generar crecimiento global a partir de las múltiples y a menudo caóticas fuerzas de la urbanización creando condiciones de mejoramiento en todo el sistema –políticas nacionales urbanas; leyes, instituciones y sistemas de gobierno; y la extendida economía urbana–.

Facilitadores operacionales, por otra parte, tienen como objetivo impulsar el desarrollo urbano sustentable –o simplemente hacer posible que se lleve a cabo en primer lugar–. Su aplicación se traduce en mejores resultados en los patrones de uso de la tierra, en la formación de ciudades y la administración de recursos. La Nueva Agenda Urbana destaca tres facilitadores operacionales, que están siendo conjuntamente denominados por los directivos de ONU-Hábitat como un enfoque de “tres patas”: sistemas fiscales locales, planificación urbana, y servicios básicos e infraestructura[16].

II.5.5. ¿Cuáles son las prioridades de la Nueva Agenda Urbana?

Más allá de las soluciones tecnocráticas específicas de la economía y el gobierno, varias ideas centrales formaran los fundamentos ideológicos de la Nueva Agenda Urbana. El desarrollo democrático y el respeto de los derechos humanos ocuparán un lugar destacado, por ejemplo, al igual que la relación entre el medio ambiente y la urbanización.

Asimismo, incluye casi con total seguridad un enfoque significativo sobre la equidad en el contexto de la globalización, así como la forma de garantizar la seguridad de todos los que viven en zonas urbanas, de cualquier sexo y edad. La reducción del riesgo y la resiliencia urbana jugarán también tienen un papel destacado. Asimismo, se pone especial hincapié en encontrar la manera de establecer mecanismos de vigilancia global para hacer el seguimiento de todos estos temas y preocupaciones.

Mientras tanto, las principales temáticas de la Agenda Hábitat –vivienda adecuada y asentamientos humanos sustentables– siguen sobre la mesa, en tanto que el número de personas en el mundo que viven en barrios marginales sigue en crecimiento. De hecho, en el tiempo transcurrido desde que la Agenda Hábitat fuera aprobada, el mundo ha pasado a ser mayoritariamente urbano, adquiriendo aún más importancia la Nueva Agenda Urbana.

También se reconoce cada vez más que las ciudades se han transformado en mega-regiones, corredores urbanos y ciudades-región cuyas geografías económicas, sociales y políticas desafían las concepciones tradicionales de “ciudad”. La Nueva Agenda Urbana fue forzada a que abordar estas tendencias en la urbanización, reconociendo que las ciudades y áreas metropolitanas son los principales impulsores de las economías nacionales[17].

II.5.6. ¿Es la Nueva Agenda Urbana un acuerdo vinculante para los estados miembros?

No. Como “agenda” proporciona una orientación a los gobiernos de estados nacionales, autoridades regionales y de ciudades, la sociedad civil, fundaciones, ONGs, investigadores académicos y organismos de las Naciones Unidas en sus posicionamientos con respecto a las ciudades, la urbanización y el desarrollo sustentable. Pero orientaciones no son vinculantes.

Este mecanismo difiere, por ejemplo, a las negociaciones sobre el clima desarrolladas en diciembre 2015 en Paris, que aspiraron a producir un acuerdo jurídicamente vinculante[18].

III. Conclusiones [arriba] 

La adopción de la Agenda 2030 marca un compromiso sin precedentes por parte de la comunidad internacional a tomar medidas en todos los niveles ya través de fronteras para responder a los desafíos globales y dirigir los recursos hacia un camino de desarrollo social y ambientalmente sostenible y resistente. Los pilares de la Agenda –los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Marco de Acción de Sendai, la Agenda de Acción de Addis Abeba y la Nueva Agenda Urbana– ofrecen un marco coherente, coherente y holística. 

El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 se adoptó en la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas celebrada en Sendai (Japón) el 18 de marzo de 2015. Este es el resultado de una serie de consultas entre las partes interesadas que se iniciaron en marzo de 2012 y de las negociaciones intergubernamentales que tuvieron lugar entre julio de 2014 y marzo de 2015, con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, a petición de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La Agenda de Addis Abeba recoge medidas para ampliar la base de ingresos, mejorar la recaudación de impuestos y luchar contra la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos, según el comunicado de la Conferencia.

El documento, firmado tras meses de negociaciones, contiene más de 100 iniciativas concretas para mejorar las fuentes de financiación de los países emergentes y será el la base para asegurar la financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que constarán de varias metas, entre ellas la erradicación de la pobreza, la mejora del acceso al agua y al saneamiento o la lucha contra el cambio climático. Todas ellas serán las que sustituyan a los hasta ahora vigentes Objetivos de Desarrollo del Milenio para contribuir a un desarrollo mundial sostenible.

La Nueva Agenda Urbana, que llega tras la materialización de la Agenda de Desarrollo Post-2015, procura crear un vínculo de refuerzo recíproco entre urbanización y desarrollo. La idea es que estos dos conceptos se conviertan en vehículos paralelos para el desarrollo sustentable.

La agenda trata de ofrecer unas directrices sobre una serie de “habilitadores” que pueden consolidar la relación entre urbanización y desarrollo sustentable. Este incluye, por un lado, los “facilitadores del desarrollo” que buscan generar crecimiento global a partir de las múltiples y a menudo caóticas fuerzas de la urbanización creando condiciones de mejoramiento en todo el sistema –políticas nacionales urbanas; leyes, instituciones y sistemas de gobierno; y la extendida economía urbana–.

El hombre, en pos de su desarrollo y modernización de él mismo y su medio, si bien logró numerosos avances para la Humanidad en cuanto a Tecnología, Ciencia e Innovación, menoscabó la Naturaleza y comprometió valores, desde el punto de vista de le Ética y de la praxis también, ya que los recursos se están agotando, dado su extensa explotación y el aumento de la población.

El Cambio Climático, la pobreza (que aumentará con el mismo), el urbanismo y todos los fenómenos que se citan en este trabajo, merecen un análisis en conjunto por todos los organismos internacionales, nacionales, provinciales y municipales, Academia, ONGs, y grupos interdisciplinarios, como la Sociedad Civil en general; para que mediante la cooperación internacional y una verdadera cosmovisión de la situación estructural, se puedan tomar la medidas necesarias, llevando a una eficaz y eficiente toma de decisión sobre la cuestión estudiada.

Las políticas correctas, se logran mediante un estudio de campo y análisis estructurado de la realidad, a través de, por ejemplo, estadísticas formales y un seguimiento de los fenómenos, como después de implementadas las medidas. Las buenas voluntades son fundamentales en los acuerdos tanto bilaterales como multilaterales, para lograr una verdadera unión entre los pueblos, por el bien común de la comunidad global.

El futuro de nuestros descendientes está en juego, y no solo de ellos, sino de Nosotros mismos, en el Presente, y en nuestros ideales. Para otorgarle algún sentido a esta vida y a Nuestra Existencia, hagamos el bien por el bien mismo.

 

 

Notas [arriba] 

[1] Romina Florencia Cabrera. Profesora de Posgrado en la UBA, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Derecho (Argentina). Académica. Doctorando en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Miembro de E-Justicia Latinoamérica. Abogada, Investigadora, Docente, Asesora, Consultora. Directora de Desarrollo Curricular para Casa Matriz de la California Silicon Valley School of the Law, SFO. EEUU de América. Profesora Titular del Minimaster en Derecho Informático de la la California Silicon Valley School of the Law, SFO. EEUU de América. Dignísima Jurista por la Universidad de Trujillo, Perú. Autora de diferentes publicaciones, entre ellas “Evolución del pensamiento político democrático a través de la historia argentina”, “Las migraciones en Argentina y su modificación”, “La ciencia jurídica y el cambio social: El rol de los Colegios de Abogados frente a los nuevos desafíos del ejercicio profesional”, “El dilema ético del ejercicio profesional. Dificultades y desafíos”, “Las redes sociales y el impacto en la vida cotidiana”, “La internet como Derecho Humano” , “El Gobierno Digital y la Gobernanza al servicio de la Justicia”, “Derechos Humanos, vigilancia en las comunicaciones y protección de datos”, “El Porqué de la Protección de datos”, “Libertad de Expresión, sobre los Derechos Humanos en Internet”, “Identidad digital y Derecho al Olvido”, “Economía, seguridad y privacidad, un desafío para la protección de datos personales en el 2015” y “La nueva figura del Relator de la Privacidad en las Relaciones Internacionales”. E Mail: romicabrera83@gmail.com.
[2] ONU. Naciones Unidas. Sitio Web: http://www.un.org/es/ga/president/65/issues/sustdev.shtml. Fecha de consulta del sitio: 4/2/2017.
[3] “Las Claves para desbloquear los objetivos del desarrollo sostenible”. Comunidad DiploFoundation, Suiza. Plataforma de Ginebra. Sitio Web: https://www.diplomacy.edu/calendar/webinar-standardisation-key-unlock-sustainable-development-goals. Fecha de consulta del sitio web: 2/2/2017.
[4] Op. Cit. 1.
[5] Cascos Blancos, Herramienta de accesibilidad de Cancillería Argentina. Marco de Sendai para la Disminución de Riesgos de Desastre. Sitio web: http://cascosblancos.gob.ar/es/marco-de-sendai-para-la-reduccion-del-riesgo-de-desastres. Fecha de consulta del sitio: 4/2/2017. Cascos Blancos es el organismo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina encargado de diseñar y ejecutar la asistencia humanitaria internacional. Desarrolla sus actividades –guiado por el principio de no indiferencia entre los Estados– a través de un modelo de trabajo basado en la cooperación, la solidaridad y la participación comunitaria. Es enteramente civil y se apoya en un cuerpo de voluntarios nacionales e internacionales.
Esta Iniciativa argentina actúa a solicitud del Estado afectado o en el marco de un llamamiento internacional humanitario, bajo los principios de imparcialidad, neutralidad, independencia y humanitarismo.
Desde su creación en 1994, Cascos Blancos ha desarrollado más de 283 misiones de asistencia humanitaria en los 5 continentes.
Cuenta con una red de vinculaciones de cooperación bilateral y multilateral internacional a través de la cual coordina la respuesta inmediata ante desastres socionaturales, actúa en tareas de rehabilitación, reconstrucción y desarrollo, y promueve la prevención y la gestión del riesgo.
Con 22 años de trayectoria y de respeto al Derecho Internacional y los Derechos Humanos, se ha convertido en una política de Estado y en una herramienta fundamental de la política exterior Argentina.
La iniciativa Cascos Blancos fue avalada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994 (Res 49/139B) y por la Organización de Estados Americanos-OEA en 1995 (Res 1351/XXV-0/95). A partir de ello, firmó acuerdos, memoranda de entendimiento y otros instrumentos de cooperación con diversos organismos del Sistema Internacional, lo que muestra el reconocimiento que la Comisión Cascos Blancos tiene alrededor del mundo. La última resolución de evaluación positiva de las Naciones Unidas es del 10 de diciembre de 2015.
[6] Op. Cit. 4.
[7] Op. Cit. 4.
[8] “Acuerdo Histórico para financiar la Nueva Agenda de Desarrollo”. Diario “El País”. Sitio Web: http://elpais.com/elpais/ 2015/07/16/planeta_futuro/ 1437040088_874974.html. Fecha de consulta del sitio: 5/2/2017.
[9] Op. Cit. 7.
[10] Op. Cit. 7.
[11] Op. Cit. 7.
[12] “¿Qué es la Nueva Agenda Urbana?”. Sitio Web: http://citiscope.org/ habitatIII/explainer/2015/06 /que-es-la-nueva-agenda-urbana. Fecha de consulta del sitio: 5/2/2017.
[13] Op. Cit .11.
[14] Op. Cit. 11.
[15] Op. Cit. 11.
[16] Op. Cit .11.
[17] Op .Cit. 11.
[18] Op. Cit. 11.