Doctrina
Título:Mediación policial: Una aproximación desde las representaciones sociales en policías colombianos
Autor:Baquero Jiménez, Karen Alejandra - Camacho Barón, Erika Andrea - Ruiz-Pérez, José Ignacio
País:
Colombia
Publicación:Revista Iberoamericana de Justicia Terapéutica - Número 3 - Septiembre 2021
Fecha:17-09-2021 Cita:IJ-I-DCCCLXXXII-568
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La mediación como estrategia de resolución de conflictos judiciales se ha expandido a varias áreas del derecho. Ello ha incluido la formación de la policía para contribuir a la convivencia en las relaciones entre ciudadanos. El objetivo de este trabajo fue explorar las representaciones sociales de la mediación en un grupo de policías (n= 108) que recibieron una formación de cuatro horas sobre mediación policial. Se empleó un formato de asociación libre sobre “Mediación policial” y usos posibles de esta técnica en el trabajo policial. Como resultados, el análisis prototípico encontró que el nodo central de la mediación policial se estructura en torno a conceptos de “solución”, “conflicto”, “diálogo”, “escuchar” e “intervenir”. El análisis de similitudes encuentra que el concepto de “acuerdo” también constituye un elemento importante del nodo central. Sobre los usos de la mediación, se mencionan herramientas como el diálogo y el escuchar, que sirven a problemas vecinales, de riñas o de violencia intrafamiliar, y como forma de evitar que el conflicto entre las partes escale a un nivel de mayor gravedad.


Palabras Claves:


Mediación, representaciones sociales, función policial, nodo central.


Mediation as a judicial conflict resolution strategy has expanded to various areas of law. This has included police training to contribute to citizenship coexistence. The aim of this paper was to explore the social representations of mediation in a group of police officers (n= 108) who participated in a four-hour training course on police mediation. A free association survey on “Police Mediation” and possible uses of this technique in police work was used. As results, the prototypical analysis found that the central core of police mediation is structured around the concepts of “solution”, “conflict”, “dialogue”, “listening” and “intervening”. Similitary analysis showed that the concept of “agreement” also constitutes a main component of the central core. Regarding the uses of mediation, participants mention tools such as dialogue and listening, which are useful for conflicts among neighbors, squabbles, or family violence, and as a way of preventing the conflict between the parties from escalating to a more serious level.


Key Words:


Mediation, social representations, police function, central core.


I. Introducción
II. Método
III. Resultados
IV. Discusión y conclusiones
Referencias

Mediación policial:

Una aproximación desde las representaciones sociales en policías colombianos

José Ignacio Ruiz-Pérez*
Karen Alejandra Baquero Jiménez**
Erika Andrea Camacho Barón***

I. Introducción [arriba] 

La crisis del sistema de justicia de corte punitivo ha provocado el surgimiento de modelos innovadores de justicia para la solución de controversias entre particulares, en los que tiene cabida la justicia restaurativa y la justicia terapéutica (Zunzunegui et al., 2013). En este sentido, la justicia restaurativa, como mecanismo de gestión de conflictos, pretende a través del dialogo reestablecer la tranquilidad social que ha sido fracturada, al facilitar la participación de la ciudadanía en la construcción de sociedades pacíficas y en paz. Para Naciones Unidas (2006), la Justicia Restaurativa se describe como “una metodología para solucionar problemas que, de varias maneras, involucra a la víctima, al ofensor, a las redes sociales, las instituciones judiciales y la comunidad” (p. 6). Por tanto, la participación de las partes es esencial en el proceso y se enfatiza la construcción de relaciones, así como el desarrollo de acuerdos en torno a un resultado deseado por los involucrados.

Por su parte, la justicia terapéutica busca encontrar el lado humano, emocional y psicológico en los procesos legales, de tal forma que se promueva el bienestar de las personas afectadas (Pillado, 2019, p.15). Su principal propósito es la aplicación de herramientas de la psicología, en su aplicación a la ley, para promover un sistema de justicia más efectivo y digno para la comunidad (Morales y Aguilar, 2014).

En este contexto, la mediación se constituye como un instrumento que permite trabajar desde la mirada de la justicia restaurativa y terapéutica la resolución de conflictos en el que las partes implicadas buscan a través del diálogo soluciones conjuntas para resolver problemas. La mediación es un proceso estructurado (Mononyane, 2020), basado en el consentimiento de las partes en conflicto y la participación activa de un tercero imparcial que facilita la comunicación (Duursma, 2014) para identificar soluciones consensuadas que generen beneficios a los interesados (Gonçalves y Germano, 2020), consolidando así la democracia y la ciudadanía como fundamento del Estado.

Dentro de sus campos de aplicación se encuentra la mediación en el contexto policial, contemplada en la Ley N° 1801 de 2016 de Colombia, como un mecanismo alternativo de solución de conflictos, cuyo eje central es la construcción del acuerdo (Art. 231), y como un medio de la policía a través del cual se facilita el diálogo entre las partes para la reconstrucción de la convivencia ciudadana (Art. 154), aplicado para gestionar conflictos de convivencia donde estén de por medio derechos renunciables, transigibles y que no deriven de hechos de violencia (Art. 231) por parte de las autoridades de policía en el país (Art. 234). Es posible utilizar la mediación policial en diversos conflictos de convivencia.

Así, la Ley N° 1801 de 2016 señala en el art. 27 comportamientos específicos que ponen en riesgo la vida e integridad y señala que debe realizarse la mediación policial antes de imponer la medida correctiva. Sin embargo, más allá de ser un mecanismo o un medio de policía, se constituye en una oportunidad para reestablecer las relaciones humanas y su realidad y, con ello, evitar que escale el conflicto a otras instancias de carácter penal, civil u otra.

La mediación asume un enfoque transformativo que sugiere considerar las disputas y las diferencias como oportunidades de crecimiento y lograr una transformación moral e incluye tres pasos: a) concentrar esfuerzos en exponer el conflicto, (b) la adopción consciente de medidas que alienten a los involucrados a participar activamente en la deliberación y decisión en el conflicto y (c) invitar y ayudar a las partes a considerar la perspectiva del otro (Bush y Folger, 1996). Los aspectos planteados por estos autores, se podrían implementar como estrategia en la mediación policial en Colombia y constituirse en una herramienta de paz para la reconstrucción del tejido social y la convivencia pacífica entre ciudadanos.

Ahora, dada la relevancia y expansión que está teniendo la mediación en diferentes áreas del derecho y en la formación de las policías, cabe preguntarse qué concepciones sobre estos mecanismos de resolución de conflictos detenta la ciudadanía en general y colectivos como la policía en particular. En este entendido, se parte de la premisa sobre la cual los conceptos que los sujetos cimientan mediante construcción colectiva a partir de interpretaciones del entorno permiten la vida en sociedad, ya que el compartir elementos con los demás hace posible crear una red de comprensiones desde las características particulares de los grupos específicos. Las representaciones sociales se consideran una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos para facilitar esa integración en sociedad (Moscovici, 1979, citado por Cardona y Montoya, 2018); actúan como motores del pensamiento que funcionan y permanecen con independencia, desencadenando la generación de conductas en los individuos (Lacolla, 2005).

De acuerdo con Villamañan (2016), las representaciones sociales dan a conocer la vinculación entre el contexto y la conciencia humana. En concordancia con esto Rubira-García y Puebla-Martínez (2018) señalan a las representaciones sociales como el nexo entre el universo interior y el exterior de los sujetos que permite conocer las interpretaciones del mundo para interactuar con él y que constituye un sistema mediado y mediador que conecta a los individuos con los objetos sociales en contextos determinados. En este sentido las representaciones sintetizan las mediaciones del intercambio comunicativo que se estructura y da sentido a las experiencias cotidianas.

Al abordar la mediación desde la óptica de las representaciones sociales, Jarpa (2002) expone la importancia de considerar la sedimentación y tradición social para garantizar el éxito de la apropiación de nuevas estrategias de solución de conflictos como la mediación, promoviendo su conocimiento desde los espacios más íntimos hasta los más macrosociales. Asimismo, diferentes trabajos han abordado uno u otro aspecto o aplicación de la mediación desde las representaciones sociales. Por ejemplo, Cardona y Montoya (2018) encontraron que los estudiantes tienen poca credibilidad en la mediación, pues no consideran que el diálogo sea una herramienta efectiva para llegar a un acuerdo, a diferencia de alternativas como las agresiones físicas, que les permite finalizar el conflicto de manera inmediata.

Por su lado, Torregrosa (2009) estudió las representaciones sociales de conceptos relacionados con la justicia y la equidad, concluyendo que, bajo la representación social, la justicia comunitaria se identifica como otra manera de resolución de conflictos, evitando costos y aumentando la calidad de vida; priorizando la justicia para la comunidad, en cuanto a la conciliación, la representación social que surge es que dos partes llegan a acuerdos escuchando expectativas, respetando diferencias y rescatando el diálogo como herramienta adecuada para solucionar conflictos de forma pacífica.

Por su parte Navarro y Diaferia (2011) afirman que la representación social de la práctica de la mediación en la ciudad de Medellín, Colombia, refleja un sabor a desconfianza especialmente en ciudadanos que tienen dificultades para acceder a formas de justicia formal eficiente, aunque en efecto se identifica el deseo de acceder a la justicia del estado a pesar de dicha sensación de desconfianza en las resoluciones. Lo anterior denota la importancia de la experiencia y de las prácticas sociales en la formación y consolidación de las representaciones sociales, teniendo en cuenta la existencia de consideraciones diferentes dependiendo del estado de vulnerabilidad de los ciudadanos.

Con base en el estudio de las representaciones sociales, Riera-Adrover (2018) propone un modelo estructurado de cuatro dimensiones que denotan la construcción de la relación de confianza con el mediador en estos procesos de resolución de conflictos: la actitud en términos de buena voluntad del mediador hacia las partes, la aptitud resumida en la capacidad para comprender el conflicto, el vínculo emocional guiado a través de una apropiación del lenguaje adecuado con las partes y la experiencia procesal que se ve reflejada en la capacidad del mediador para seguir las reglas del proceso y llegar a buen término; son estas cuatro categorías las que indican el actuar esperado de los mediadores en procesos de resolución de conflictos para entablar confianza con las partes. Por su lado, la actitud hacia la mediación ha sido abordada también en trabajos como los de Battola (2014). Esta autora registra cómo los mediadores han concebido su trabajo y cómo dicha representación ha cambiado a lo largo del tiempo -por ejemplo, en Argentina, ha pasado de verse como un proceso voluntario y flexible inicialmente, asociado a una capacitación de dos años, a considerarlo un trabajo que requiere dedicación y esfuerzo, por el que se cobra y que se puede ejercer por una capacitación de 100 horas-.

En otro trabajo, Torregrosa y Torregrosa (2014) identificaron en una muestra de ciudadanos/as las representaciones de los mecanismos alternativos de resolución de conflictos desde cuatro dimensiones: social, política, económica e ideológica. En la primera se manifestó el valor de estos mecanismos como espacios de integración y solución de conflictos, en los cuales se ha avanzado en estrategias de diálogo, perdón y concertación. En la segunda dimensión, la política, hallaron representaciones ligadas a la falta de credibilidad en las instituciones del estado, solicitando la comunidad un compromiso mayor de este con estos espacios de justicia comunitaria. Respecto a la dimensión económica, los usuarios ven los métodos alternativos de resolución de conflictos como una opción que evita costos y mejora la convivencia en comunidad, resaltando los componentes de gratuidad y voluntariedad que los hacen asequibles. La última dimensión contemplada por Torregrosa y Torregrosa (2014), frente a la ideología, representa una forma de justicia con relaciones desiguales ante las que se dificulta en ocasiones el acceso a los mecanismos de resolución o a las actas de conciliación y los acuerdos a los que se llega finalmente no son validados por la justicia formal, hallándose una representación de sentirse excluidos de la justicia formal y, algunas veces, abandonados por el estado en sus procesos de resolución de conflictos.

Este conjunto de trabajos e investigaciones sobre actitudes o representaciones sociales sobre la mediación muestra cómo se anclan en diferentes concepciones y entramados sociales. Dada la ausencia de este tipo de trabajos en el ámbito iberoamericano sobre un tipo de mediación específica, la policial, el objetivo de este trabajo consiste en explorar las representaciones sociales sobre la mediación que tienen un grupo de policías adscritos a la Policía Metropolitana de Tunja en el Departamento de Boyacá, en Colombia.

II. Método [arriba] 

II.1 Participantes y diseño

Se contó con 108 miembros de la Policía Nacional de Colombia, con base en la ciudad de Tunja, todos participantes en el año 2017 en un taller sobre formación sobre mediación policial, con una duración de 4 horas por taller. La muestra es de conveniencia, ya que los autores del presente trabajo no tuvieron control sobre la selección de dichos participantes. Los participantes se dividieron aleatoriamente en dos grupos, de 55 y 53 integrantes cada uno, realizándose el taller para cada grupo en jornadas diferentes. Las edades oscilan entre los 22 y los 40 años, con una media de 28,84 años y una desviación típica de 4,23; el 92,2% eran participantes varones y, en cuanto al cargo, 91 eran policías patrulleros, 3 suboficiales y 11 oficiales de la Policía Nacional.

II.2 Instrumentos de medida

Los materiales estuvieron conformados por un formato en el que se pidió a los participantes que anotaran al final de cada jornada las cinco palabras que acudieran a su mente con relación al término inductor “Mediación”. Por tanto, la técnica empleada fue la asociación libre de palabras (Desrochers, Ferraris y Garnier, 2014; Navarro Carrascal, 2009), tomando como criterio de saliencia de la centralidad de los términos inducidos la frecuencia y el rango de aparición. Aunque se ha cuestionado el empleo del rango de aparición como criterio de saliencia (Abric, 2001), no se ha demostrado que otros criterios de saliencia como la importancia indiquen mejor qué elementos hacen parte del nodo de la representación, sino que se vuelven a escribir las palabras en un orden diferente al rango inicial.

Un segundo componente del cuestionario se basa en una versión adaptada del modelo de los esquemas cognitivos de base de Guimmelli y Rouquette (en Ruiz y Coy, 2004; Lo Monaco, Piermattéo, Rateau y Tavani, 2017). Los participantes debían indican para cada palabra evocada si tenía o no cualquiera de las siguientes relaciones con el término inductor: 1) ser una acción, 2) una causa y/o 3) una consecuencia. Para cada participante se calculó un puntaje en Esquemas Cognitivos de Base, sumando todas las relaciones asignadas a las palabras (teniendo en cuenta que una relación se contó como 1 y la ausencia de relación como 0) y dividiendo tal suma entre el número de palabras escritas por cada participante. Este puntaje podía oscilar entre 0 (ninguna relación, baja centralidad) y 3 (máximo número de relaciones, alta centralidad). Seguidamente se dividió a los participantes en tres grupos en cuanto a su nivel de ECB, es decir en cuanto al grado de centralidad que la mediación policial tiene para ellos: sujetos de baja centralidad con el centil 47, n= 51, sujetos de centralidad media, al centil 75, n= 30, y sujetos con centralidad alta de la mediación, por encima del centil 75, n= 27).

Seguidamente, cada participante podía indicar hasta cinco usos o aplicaciones que la mediación podría tener en el ejercicio de las funciones policiales y podía contestar a cuatro cuestiones adicionales: a) dificultades en la aplicación de la mediación policial, b) en qué casos no es conveniente aplicarla, c) en qué casos sí es conveniente y d) características de un buen mediador.

II.3 Procedimiento

La elaboración del formato de recolección de datos se realizó conforme al modelo de los esquemas cognitivos de base de Guimelli y Rouquette (1992), según adaptación de Ruiz y Coy (2004). Se aplicó al finalizar cada jornada de capacitación del taller sobre mediación policial ofrecido a los/las participantes. Estos fueron seleccionados por la Policía Nacional, ejerciendo sus funciones en la ciudad de Tunja y poblaciones cercanas, todas ellas del departamento de Boyacá, Colombia. La participación en la encuesta se presentó como una actividad voluntaria, anónima y desligada de cualquier evaluación o registro de la participación en la formación.

II.4 Análisis de datos

Para el análisis de los datos se recurrió a procedimientos usuales de análisis de datos de asociación de palabras en representaciones sociales, como el análisis prototípico y el análisis de similitudes para identificar la estructura de la representación social (Abric, 2003, en Rateau y Lo Monaco, 2013).

El análisis prototípico cruza la frecuencia de aparición de cada palabra producida (término inducido) por los participantes con el orden de aparición atribuida con relación a “Mediación” (término inductor), para identificar el núcleo central de la representación social de la mediación (términos más frecuentes y de aparición en primeros lugares) y el resto de la estructura de la representación social. Por su lado, el análisis de similitudes busca identificar las asociaciones más fuertes entre las palabras, mediante el coeficiente de Jaccard, que se basa en la coocurrencia entre dos palabras y la suma de la frecuencia de aparición de cada una. También se empleó el método de las especifidades para a explorar posibles diferencias de vocabulario asociado a la mediación en función de cada uno de los dos grupos que recibió la capacitación (un grupo por jornada), del género y del cargo (patrullero vs. Oficial). El método de las especifidades compara el porcentaje de empleo de una palabra por parte de un subgrupo de una muestra (por ejemplo, patrulleros) con el porcentaje de aparición en el conjunto de participantes, en el conjunto de la producción total de ese subgrupo y de la muestra total.

Asimismo, el análisis de conglomerados (Doise, Cleménce y Lorenzi-Cioldi, 1992) permite identificar subgrupos de participantes en cuanto al tipo de palabras asociadas a cada pregunta del formato, con el objetivo de conocer tipos de representaciones sociales de la mediación en base a los términos inducidos. El análisis de clúster es de tipo jerárquico y se realizó mediante el programa DTM-VIC v. 6.0 (Pardo, Ortiz y Cruz, 2012), mientras que el análisis de similitudes se fundamenta entre la coocurrencia entre cada par de palabras, el análisis de clúster jerárquico de Ward es de tipo ascendente y se basa en el análisis de coocurrencias entre todos los datos (en este caso, palabras) a la vez, identificando en primer lugar dimensiones subyacentes a dichos datos mediante un análisis previo de correspondencias múltiples. Sobre estos factores -y no sobre los datos de partida- sigue un análisis de clúster ascendente que busca identificar subgrupos de participantes similares entre sí, es decir, que tienden a presentar la misma tendencia intragrupal de uso o no uso de ciertas palabras -expresado ello en posiciones similares en los factores extraídos en el paso anterior- y diferentes con respecto al total de participantes.

II.5 Consideraciones éticas

Se tuvo en cuenta los lineamientos bioéticos de la Ley N° 1090 de 2006 de Colombia para el ejercicio de la psicología, y específicas del Colegio Colombiano de Psicología para la investigación psicosocial, con relación a garantizar el anonimato y voluntariedad en participación en la recolección de datos, el acceso exclusivo de los autores al análisis de los datos y la realización de la investigación con fines de beneficio social. De otro lado, los autores de este trabajo declaran que no tienen conflictos de interés de ningún tipo.

III. Resultados [arriba] 

Inicialmente se procedió a la agrupación del vocabulario resultante de las cinco palabras asociadas a mediación. Para ello se recurrió al proceso de lematización o agrupación de las palabras por su raíz común (Molina-Neira, 2017).

Se obtuvo de esta manera una lista de 26 palabras con su frecuencia de ocurrencia para el total de la muestra. Se comparó a continuación la proporción de aparición de cada palabra entre cada grupo de policías que recibió la capacitación, es decir, entre el grupo que recibió la capacitación en la primera jornada y el de la segunda. Recordemos que cada participante podía escribir hasta cinco palabras asociadas con “Mediación”. Por cada palabra, los valores obtenidos fueron: Palabra 1: Χ2 (49) = 48,79, p = ,482; Palabra 2: Χ2 (66) = 74,81, p = ,214; Palabra 3: Χ2 (71) = 69,02, p = ,544; Palabra 4: Χ2(67) = 67,13, p = ,473; Palabra 5: Χ2 (76) = 75,19, p > ,505. Por ello, se puede concluir que no hay diferencias entre los grupos de cada jornada de capacitación con relación al vocabulario que asocian con la mediación.

III.1 Análisis Prototípico

Con relación a identificar el sistema central y el periférico de las representaciones sociales de la mediación, se llevó a cabo el análisis prototípico de las formas gráficas, de acuerdo a la frecuencia y al rango medio de aparición. Los resultados se muestran en la tabla 1. Así, se encuentra que el nodo central, conformado con los términos de frecuencia por encima de la mediana y orden de aparición por debajo de ella, aparecen las nociones de solución, diálogo, conflicto, escuchar e intervención. La mediación también se asocia con una alta frecuencia con la noción de acuerdo, pero no llega a hacer parte del nodo central, sino de la primera periferia.

Tabla 1.

Análisis prototípico de los vocablos asociados a la mediación policial (entre paréntesis, primera cifra es la frecuencia y la segunda es el rango medio)

III.2 Análisis de similitudes

En segundo lugar, se llevó a cabo un análisis de similitudes con los vocablos con una frecuencia mínima de 4 menciones, al igual que en el análisis prototípico precedente. Como coeficientes se escogió el estadístico de Jaccard, que pondera el peso de las formas gráficas más frecuentes (Ruiz, 2011), la presentación de Fruchterman-Reingold, y las comunidades, con halo, de edge.betweenness.community, obteniendo el resultado de la Figura 1. La gráfica representa el denominado árbol máximo (Aïsanni, 2009) de la representación social, ya que los índices más altos de asociación (en este caso, el coeficiente de Jaccard, las cifras sobre las uniones entre las palabras) permiten identificar las asociaciones más fuertes. Así se puede apreciar que solución, conflicto, diálogo, que harían parte del nodo central según el análisis prototípico, pero también acuerdo constituye desde el análisis de similitudes el nodo central de la representación, con una menor fuerza de asociación con intervención, que sí se asocia con el nodo central, según el análisis anterior.

Figura 1. Análisis de similitudes

III.3 Análisis de los campos de la representación social

Para identificar subgrupos dentro del total de participantes, en cuanto a sus representaciones sociales de la mediación, se llevó a cabo un análisis de conglomerados con las palabras asociadas a “Mediación”. Con el programa DTM-Vic, se llevó a cabo como paso previo necesario un análisis de correspondencias múltiples, cuyos 12 primeros ejes explicaban el 70,54% de la varianza entre las formas gráficas. Sobre estos 12 ejes, el algoritmo calcula los índices de nivel que sugieren una distribución de los sujetos/formas gráficas en 7 clases, las cuales se describen en la tabla 2. En esta se exponen las formas gráficas asociadas a un valor test de ± 3 o superior, ya que valores de 2 pueden ser significativos, pero se pueden dar en formas gráficas de muy baja frecuencia, sin que en realidad reflejen posiciones o discursos específicos del conglomerado (Beçue, 1991). Por otro lado, a la hora de interpretar los resultados hay que recordar que el procedimiento compara la proporción de una palabra/forma gráfica en su uso (valor test positivo) o no uso (valor test negativo) con relación a la presencia de la forma gráfica en el total de la muestra.

De acuerdo a esto, se puede apreciar que la primera clase es la más numerosa, reuniendo a más de la mitad de los participantes. Esta clase destaca el proceso y el fin de la mediación, asociándola con realizar una conciliación que lleve a un acuerdo. A la vez, esta misma clase emplea menos referencias (valores negativos del test) a cualidades que debe reunir quien realiza la mediación, cualidades que sí son más mencionadas por los participantes en la segunda clase (tolerancia, respeto, comprensión), y por los del tercer clúster, quienes destacan la cualidad de neutralidad que caracteriza al tercero que realiza la mediación. Por otra parte, las clases 4 a 7 retienen muy pocos participantes y se caracterizan por un mayor uso de términos que hacen referencia a otros valores de la mediación, como igualdad (clase 4), el compromiso (clase 5), la acción de mediar en sí misma (clase 6) o el ver la mediación como una herramienta que ayuda a resolver conflictos (clase 7).

Tabla 2.

Agrupamientos de palabras asociadas a “Mediación” en funcionarios de policía.

Como análisis complementarios relacionados con las palabras inducidas, se halló que los patrulleros tendieron a emplear más la palabra diálogo (15,36% del vocabulario versus el 13,35% en la muestra total, con valor test = 2,30, p = ,011) y menos la palabra conciliación (2,62% de su vocabulario vs. el 4,04% en la muestra total, con valor test = -1,94, con p = ,027).

III.4 Los usos de la mediación

A los participantes se les pidió que indicaran qué usos podía tener la mediación en su trabajo. Las respuestas se recopilan en la Tabla 3, teniendo en cuenta que la suma de las frecuencias (163) es mayor que el número de sujetos debido a que se podía responder hasta cinco usos.

Las respuestas a esta sección del cuestionario fueron diversas, yendo en su mayoría más allá del propósito original de identificar tipos de situaciones o casos en los que se podría aplicar la mediación. Así, las respuestas más frecuentes señalan estrategias como el diálogo o el saber escuchar o indican la finalidad de la mediación, en el sentido de solucionar conflictos. Como situaciones o temas en los que se puede aplicar, se señalan riñas en las que no se haya llegado a la agresión física, problemas entre vecinos, asuntos de violencia intrafamiliar, temas específicos de conflictos por ruidos o temas no muy complejos. También se destaca que la mediación de los policías tiene que ser rápida, inmediata, antes de que el conflicto entre las partes escale a un nivel de mayor gravedad; a esto último hace referencia la expresión “evitar la confrontación”. La mediación, por otra parte, promueve la convivencia, trata de lograr acercamientos y buenos acuerdos y se dirige a la ciudadanía y la comunidad, tanto como fuente de los problemas como beneficiarios de la propia mediación. Es de destacar que las palabras aisladas solución y conflicto se enmarcan en expresiones diferentes a la de solución-conflicto, por lo que aparecen en la lista de formas gráficas finales de forma diferencial. De otro lado, los/las policías participantes, debido al marco normativo que se introdujo con el Código Nacional de Policía de (Ley N° 1801), ya vienen haciendo o tratando de llevar cabo estrategias de mediación con anterioridad al taller en el que participaron. Es por ello, esa referencia a que, con mucha frecuencia, a diario, se presentan situaciones y oportunidades de adoptar una estrategia de mediación policial.

Tabla 3.

Usos de la mediación en la función policial

A la hora de buscar tipologías de respuestas sobre los usos de la mediación, se llevó a cabo un análisis de conglomerados con el programa DTM-VIC, sustentado en un análisis de correspondencias múltiples textuales, cuyos cinco primeros ejes arrojaron un 33,47% de varianza explicada, con autovalores entre ,914 y ,783. El Screen view de los índices de nivel sugirió una agrupación de las respuestas en siete clusters o conglomerados, que se describen en la tabla 4. De acuerdo a ello, se podría denominar la primera clase como orientada a la Alta frecuencia con la que los policías deben recurrir a la mediación en su trabajo diario, mientras que el segundo conglomerado destaca la mediación como un Procedimiento y el tercero se relaciona con referencias a la Normatividad que regula la actuación de los policías, específicamente con las referencias al Código Nacional de Policía. Por su lado, la cuarta clase destaca ámbitos en los que se puede aplicar la mediación, ámbitos de Conflictos de baja intensidad y de violencia intrafamiliar, mientras el quinto clúster destaca la mediación como una estrategia que se puede y se debe aplicar Antes de que escale el conflicto, para evitar tener que recurrir a otros procedimientos de mayor coerción o penalidad (en consonancia con las indicaciones del art. 27 de la Ley N° 1801). Finalmente, los clusters 6 y 7 destacan respectivamente las estrategias de Dialogar y escuchar sobre conflictos y hallar soluciones (clase 6) y la Solución de conflictos, con relación a temas que afectan la convivencia en la comunidad como las riñas.

Tabla 4.

Conglomerados asociados a los usos de la mediación

III.5 Otros temas sobre la mediación policial

Acerca de las Dificultades percibidas para realizar la mediación policial, destacan sobre todo las respuestas relacionadas con la falta de disposición de las partes implicadas en el conflicto, bien para aceptar la mediación bien para encontrar una solución (n = 31). En este grupo se incluyen cinco referencias a la falta de disposición de alguna de las partes a escuchar a la otra y dos referencias a que en ocasiones las partes prefieren solucionar el conflicto de otra manera. Caso distinto es de las partes que parecen no comprender el sentido o el funcionamiento de la mediación (n = 8), o que no perciben utilidad al proceso de mediación (n = 3). De otro lado destacan las referencias a aspectos específicos de alguna de las partes que dificultan la mediación, relacionados con las emociones o el carácter. Así, se menciona la intolerancia (n = 9), el exaltarse o salirse de control (n = 8), la agresividad (n = 4), las personas difíciles de tratar (toscas, groseras, n = 4). También, varios participantes mencionan una mayor dificultad en resolver conflictos en los que alguna de las partes se encuentra bajo los efectos del alcohol (n = 8) o de drogas (n = 4) y, finalmente, merecen reflexión las menciones a los casos en los que quieren intervenir en el conflicto demasiadas personas (n = 3).

Acerca de los casos o situaciones en los que No conviene aplicar la mediación policial, la mayoría de los entrevistados responde que son los casos en los que el conflicto constituye un delito o una vulneración de derechos (n = 55). Otros participantes concretan de algún modo al referirse a casos en los que hay agresiones (n = 7, incluyendo una referencia a agredir al personal de policía que trata de mediar), en los casos de riñas y peleas que implican agresión física (n = 10), cuando hay lesiones personales (n = 8), homicidio (n = 4) o accidentes viales (n = 3). Otras respuestas indican que la mediación no es posible cuando hay un riesgo inminente para alguna parte o para que se configure un delito (n = 7), o por el estado de las personas, como encontrarse bajo efectos de alguna sustancia psicoactiva, incluyendo el alcohol (n = 4), o cuando las partes no quieren (n = 6). Así mismo se contabilizan seis participantes que indican que la mediación policial se puede aplicar en cualquier caso.

En complemento a esto, se indagó también sobre los casos en los que Sí es aplicable la mediación policial, encontrando respuestas variadas, aunque complementarias con las de la cuestión anterior. Así, se destacan las referencias a casos de convivencia (n = 14), que son enmarcados por la Ley N° 1801 de 2016, es decir, en el Código Nacional de Policía y de Convivencia de Colombia, casos que no son delitos ni agresiones (n = 16), o todos o la mayoría de los conflictos, según 12 participantes. En esa misma línea, también se mencionan aquellos casos en los que no hay mayor afectación a la convivencia, es decir, que no son graves (n = 8). Otros participantes optan, en cambio, por mencionar tipos de conflictos específicos, destacando las discusiones (n = 15), conflictos entre vecinos (n = 15), en los que los temas pueden ser el ruido (n = 3), las mascotas (n = 2), la insalubridad (n = 3), las riñas (n = 6), las deudas (n = 3), los conflictos familiares (n = 11), incluyendo de pareja o de maltrato infantil, o, incluso, temas de linderos de propiedades (n = 2). En tercer lugar, los participantes destacan con 11 menciones las referencias a la importancia de que las partes en conflicto tengan intención real de llegar a una solución. Por grupos, los oficiales mencionan con mayor frecuencia los problemas entre “vecinos”, representando el 5,48% de su vocabulario, respecto al 1,81% en la muestra general (valor test=1,80, p=,036).

Por último, se preguntó por las Características asociadas a ser un buen mediador. Las respuestas se pueden agrupar en tres grandes ejes. El primero está relacionado con las habilidades que hay que tener durante los procesos de mediación, como el saber escuchar (n = 50), la neutralidad (n = 43), la tolerancia (n = 15), saber analizar cada caso a medir (n = 11), saludar y/o ser amable (n = 6) y ser equitativo (n = 5). Otras respuestas hacen referencia a capacidades intelectuales o académicas, como tener conocimiento tanto sobre la mediación en sí misma y la normativa legal como por los temas que generan los conflictos (n = 33) y saber comprender el conflicto (n = 8). Otras respuestas, en tercer lugar, destacan cualidades de personalidad o comportamiento, como la paciencia (n = 17), la fluidez verbal (n = 7), el respeto (n = 9), ser tranquilo o tener capacidad para mantener la calma (n = 10), ser honesto o ético (n = 5), no tomar el conflicto como algo personal (n = 3) y tener una personalidad o temperamento de alguna manera fuerte o con autoridad (n = 9). Otras respuestas aluden a que ser buen mediador se relaciona con tener vocación para ello (n = 7) y ser capaz de dar o sugerir soluciones (n = 11), lo cual llama la atención al separarse esto de una concepción tradicional de la mediación. Se halló que los participantes que indicaron “Otro cargo” mencionaron en mayor proporción la “neutralidad” como característica de un buen mediador (5,95% vs. 1,41% en la muestra total, valor test = 2,72, p = ,003), mientras que quienes no indicaron su cargo en la policía, refirieron más respuestas sobre dar “soluciones” (10,71% vs. 1,13%, valor test = 2,79, p = ,003).

III.6 Esquemas Cognitivos de Base

Respecto a esta dimensión de las representaciones sociales, se cruzó el vocabulario de la asociación libre de palabras sobre mediación policial con los grupos de baja, media y alta centralidad de acuerdo a los ECB. En cuanto a las palabras asociadas a “Mediación policial” se halló que los sujetos de alta centralidad emplearon con mayor frecuencia que los otros grupos los términos comprensión (8 de 15 veces, con valor test = 2,08, p = , 019) y convivencia (8 de 16 frecuencias, con valor test = 1,89, p = ,030). En cuanto a los usos de la mediación policial se halló que: a) los sujetos de baja centralidad, se caracterizan por emplear más referencias a diálogo (17 de veces de 26 en la muestra total con valor test = -2,28, p = ,011), b) los sujetos de centralidad media emplean más referencias a evitar que el conflicto escale y ocurra una confrontación (4 de 5 menciones en la muestra total, valor test = 1,80, p < ,036) y menos referencias a convivencia (1 de 13, con valor test = -1,68 p = ,047), c) los participantes con alta centralidad emplean más referencias a convivencia (8 menciones de 13, valor test = 2,49 p = ,006).

IV. Discusión y conclusiones [arriba] 

La mediación se ha extendido en los diferentes países iberoamericanos dando lugar a estudios acerca de cómo los diversos actores conciben o se representan esta técnica alternativa de resolución de conflictos (Torregrosa, 2009; Battola, 2014; Torregrosa y Torregrosa, 2014). Uno de los campos de aplicación es la mediación policial (Steele Garza, 2018), no exenta de controversia con relación a los atributos de la mediación en general y otros aspectos (Redorta, 2004). En el presente trabajo, se estudian las representaciones sociales de la mediación policial por parte de quienes deben llevarla a cabo, personas integrantes de la Policía Nacional, patrulleros y oficiales, en su mayoría varones, que desarrollan sus funciones en una ciudad de tamaño medio de Colombia, Tunja, y áreas aledañas.

Si bien la recolección de datos se dio en el marco de una capacitación sobre mediación policial ofrecida a los participantes, el presente estudio no consiste en una evaluación de dicha formación, ya que, como se recoge en sus respuestas, muchos de los participantes consideran que la ejercen prácticamente a diario, debido a las oportunidades de interacción que los policías tienen en el día a día con los conflictos que presenta la ciudadanía. Así, los policías a menudo ejercen la mediación sin explicitarla (Redorta, 2004).

Para los participantes, el núcleo central de la representación social de la mediación se configura en torno a los conceptos de solución, diálogo y conflicto, según los criterios de frecuencia y rango de aparición, con la noción de acuerdo muy próxima a este nodo, en la primera periferia. Se constata aquí, cómo la adecuación del vocabulario en equivalencias por lemas y por umbral de frecuencia puede determinar que un término inducido se configure o no como parte del núcleo central, confirmando la advertencia de Elejabarrieta (1995) acerca de cómo el método de análisis afecta al tipo de resultados que se encuentran.

De otro lado, el análisis de similitudes permite apreciar las conexiones entre:

“Solución” ßà “Acuerdo”

“Diálogo” ßà “Comprensión”, “Escuchar”

Así, Solución de los conflictos se relaciona sobre todo con Acuerdo, remitiendo a una solución no impuesta sino satisfactoria para las partes en conflicto, obtenida mediante el acuerdo. De otra parte, el Diálogo se relaciona con la Comprensión y con Escuchar. Así, escuchar hace parte del diálogo y permite al/a la policía comprender cada conflicto.

En tercer lugar, y acudiendo al concepto de “principios organizadores de la representación social” (Doise et al., 1992), el análisis de conglomerados permite apreciar que diferentes sujetos seleccionan diferentes contenidos de la representación social de la mediación policial. Así, ciertos sujetos destacan más el concepto de Acuerdo (clase 1), y otras cualidades empáticas, como la tolerancia, el respeto o la comprensión (clase 2), lo que coincide con la empatía como cualidad necesaria de quienes practican la mediación, de acuerdo a Aguilar (s/f). En complemento, de acuerdo al indicador de esquemas cognitivas de base, los sujetos que muestran mayor centralidad por la mediación policial destacan con mayor frecuencia la convivencia como término asociado y como fin de la aplicación o uso de la mediación policial.

Acerca de estos usos, las respuestas más frecuentes de los participantes indican o bien herramientas como el diálogo, fines como el de solucionar conflictos, la práctica diaria y aplicaciones para temas de riñas o de discusiones entre vecinos y familiares/pareja. Estos últimos son mencionados también en los tipos de conflictos en los que cabe la aplicación de la mediación, de acuerdo a los participantes: las riñas pueden ser abordadas con procedimientos de mediación policial, siempre que no hayan dado lugar a lesiones o en todo caso en que no concurra un delito, siendo este el límite entre la posibilidad de mediar o aplicar medios convencionales de policía, obligatorios en la medida en que la policía tenga conocimiento de la ocurrencia de un delito. Ello, aun cuando otros participantes indican que la mediación policial se aplica en la mayoría de los casos que conocen los policías.

Ahora bien, desde otro ángulo, la mediación policial no puede fructificar si alguna de las partes en conflicto no desea tomar parte por diferentes razones, como la desconfianza, creer que sus intereses no están bien representados, que los acuerdos no se van a cumplir si no son sancionados por tribunales o jueces, o que la mediación favorece a los intereses de los poderosos (Picker, 2001; Nieva-Fenoll, 2020).

Por otro lado, las cualidades ideales que deben reunir las figuras que ejercen la mediación constituyen uno de los temas más frecuentes en la literatura sobre técnicas y formación en esta disciplina (Picker, 2001; Alcedo y Jennings, 2016; Aguilar, s/f). En este sentido, las respuestas de los participantes resaltan competencias como saber escuchar (50), neutralidad (43), tener conocimiento de la mediación y del tipo de conflicto a mediar (particularmente, en el caso de la Policía Nacional en Colombia, de la Ley N° 1801), paciencia o fluidez verbal. También aparecen respuestas que remiten a tener cierta fortaleza de carácter, relacionada con la necesidad de intervenir en conflictos in situ (Redorta, 2004), en los que a menudo las emociones están exaltadas y uno de los objetivos es que no vayan a más y para evitar que se traduzcan en agresiones entre las partes. Para imponer cierto orden y calma los policías se pueden ayudar de la autoridad de la que son investidos por su cargo, desde la cual pueden sugerir o generar soluciones -según mencionan varios participantes-, lo cual se contrapone a las funciones asignadas al mediador en otros ámbitos, como ser quien debe promover que las partes acuerden una solución, pero no suministrarla.

Así, para el conjunto de resultados se pueden identificar ciertas diferencias entre la mediación policial en la práctica y en otros ámbitos, sin pretender desconocer las particularidades de la mediación en cada uno de ellos -empresarial, comunitario, penal, o civil, entre otros- (ver tabla 5).

Tabla 5.

Diferencias entre la mediación en la práctica policial y en otros ámbitos

Por último, se puede afirmar que la mediación policial constituye un campo específico e importante de análisis por sus implicaciones para ayudar a regular conflictos de baja gravedad en términos de violencia, pero de alta frecuencia entre ciudadanos, cuya resolución efectiva puede contribuir a fortalecer el tejido social. En cada contexto, el futuro mostrará si la mediación policial cumple estas expectativas y si la acumulación de praxis dará lugar a cambios en las representaciones sociales de la mediación en sus policías y en la ciudadanía, tal y como se ha encontrado en otros ámbitos en donde el proceso de formación, el tiempo e, incluso, las expectativas de honorarios han cambiado a lo largo del tiempo (Battola, 2014).

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*Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia.
** Franco & Baquero Centro de Investigaciones Estratégicas (Bogotá, Colombia).
***Grupo de Investigación- Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”. Correspondencia jiruizp@unal.edu.co.

Recibido: 28-03-2021 Aceptado: 18-06-2021